R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes
R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes
R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
216<br />
Gran Canaria<br />
Rescatando la memoria<br />
actitud interrogante ante su inexplicable pasividad, todo lo cual me servía para<br />
desarrollar la imaginación de los niños.<br />
La huerta de la casa-escuela tenía algunos árboles frutales, dos pinos y<br />
tres dragos. Por las paredes de la vivienda trepaban alelíes y madreselvas que<br />
daban al ambiente un aroma encantador.<br />
Mi vida era intensa; era la época de oro de mi existencia; me sucedería<br />
igual que al caminante que al llegar a la cima de la montaña cree que sólo le<br />
quedará descender sin pensar que detrás hay otras lomas por recorrer.<br />
El destino me tenía preparada una terrible jugada: la muerte de mi hijo<br />
Víctor y de mi hijo Aurelio, de treinta y uno y treinta y tres años respectivamente.<br />
A partir de entonces sufrí una terrible depresión; se produjo en mi<br />
psique una auténtica tormenta, una malsana tristeza que me inducía a escribir<br />
poemas desesperados en los que expresaba que el Cielo y la Tierra se habían<br />
confabulado para aplastarme con ira. Como todos los rincones me traían el<br />
recuerdo de mis hijos, decidí marcharme por primera vez a un Grupo Escolar<br />
de Las Palmas de Gran Canaria, para iniciar el curso 1990-91. Pasé directamente<br />
a una sala donde el Claustro, un colectivo de veinticinco profesores,<br />
se había reunido para la organización del nuevo curso. Ya había comenzado<br />
la distribución de áreas y horarios, hecho que a mí no me preocupaba demasiado,<br />
pues sabía que me asignarían lo que al final quedase vacante, ya que<br />
según las nuevas leyes educativas, el profesor que procede de otro centro<br />
es el último en los derechos del tema que nos ocupa, aunque tenga muchos<br />
años de servicio. Fue así como me vi convertida en profesora de Sociales y<br />
de Ética de los chicos de la segunda etapa. Comprendí de inmediato que esto<br />
supondría para mí un maratón, ya que en mis cuarenta años de profesión sólo<br />
había enseñado a niños de primera etapa en mis escuelas rurales.<br />
Los alumnos, procedentes en su mayoría de buen ambiente familiar, eran<br />
correctos. Se interesaban mucho por mi enseñanza, dado que las dos materias<br />
que me tocaba impartir se prestaban a una metodología activa basada en el<br />
planteamiento de hechos actualizados (recuerdo que por entonces se vivía<br />
el conflicto de la Guerra del Golfo). Frecuentemente analizábamos los factores<br />
positivos y negativos de los acontecimientos en sus diferentes aspectos:<br />
económicos, políticos, sociales, culturales..., que nos tocaba vivir día a día. Les<br />
encantaban las encuestas y los trabajos en equipo.