R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes
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La Gomera<br />
Rescatando la memoria<br />
Vienen a mi mente con una gran fuerza,<br />
recuerdos de la casa solariega donde yo nací,<br />
en un entorno propicio para que cada acontecimiento,<br />
por muy trivial que fuera, quedara<br />
grabado en las mentes infantiles de forma indeleble.<br />
Era esta fiesta un acontecimiento memorable,<br />
con una primera parte desagradable, pues<br />
nos despertábamos muy temprano con los chillidos<br />
de los cochinos que iban a matar ese día.<br />
Pero luego era agradable levantarte tempranito<br />
y ver ese ambiente de fiesta en el que los hombres<br />
del pequeño caserío se reunían al lado de<br />
una cocina vieja, con las paredes de bloques sin<br />
vestir, donde mi abuela tempranito tostaba el café. ¡Huuummm, ese aroma!<br />
Oíamos los comentarios de los hombres sobre las características de los<br />
cochinos que había criado cada vecino.<br />
Era costumbre que cada familia criara durante un año un cochino, para<br />
poder comer carne durante el siguiente año. Y en este día de la muerte del<br />
cochino, todos los vecinos tenían una excusa para reunirse y hacer todas las<br />
tareas en común.<br />
Ahora me doy cuenta de que todo aquello constituía lo que hoy podría<br />
considerarse un “tratado de sociología rural” y que este hecho hoy sería objeto<br />
de estudio.<br />
Como ya digo, todo se hacía en común en el vecindario y ese día el lema<br />
parecía ser el de los mosqueteros: todos para uno y uno para todos.<br />
Era un día completamente distinto a los demás; nadie se ocupaba de las<br />
tareas cotidianas, no había hora para comer, ni para ocuparse de los chiquillos,<br />
¡ni siquiera te castigaban ese día por nada! Todo era ajetreo y bullicio.<br />
Las chimeneas de las casas o de las cocinas empezaban a humear desde<br />
el amanecer y el olor a café recién hecho perfumaba el aire fresco de la<br />
mañana. Los hombres encendían sus cachimbas y tomaban café con un pie<br />
sobre los muros, mientras intercambiaban opiniones e iban llegando los más<br />
rezagados.