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R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

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El sueño azul<br />

blo recientemente incorporado al idioma como si eran morfemas totalmente<br />

obsoletos.<br />

Otros días me esperaba con una de sus piedras redondeadas de tonos<br />

azulados y grises entre sus manos de uñas cortas y cuidadas, afirmando que<br />

estaba compuesta de diferentes variedades de feldespato. Le gustaban las<br />

rocas y las consideraba como cuadros pictóricos. Les ponía un marco rústico,<br />

un cristal grueso y las colocaba en las paredes de la casa con una barra de<br />

luz sobre ellas. Como cuadros. Su cuarto, el sueño azul, como ella lo llamaba<br />

por el predominio de ese color y porque decía que sus sueños eran azules,<br />

nunca de color rosa.<br />

Si la piedra era de arcillas margosas, color ocre, venía a sumarse a la colección<br />

que había sobre la estantería del cuarto de estar junto a una reproducción<br />

en arcilla de ídolo de Arucas, heredado de su familia y que también<br />

cuidaba como algo muy valioso.<br />

Candelaria y sus aficiones sencillas y su forma de hablar de ellas que me<br />

distraían y me enseñaban cosas nuevas. Y su manera amena de que yo las<br />

aprendiera.<br />

Pero hoy no quiero volver a su lado porque no va a haber rocas rojizas<br />

con óxido de hierro, ni referencias a documentos sacados del archivo que<br />

ella transcribía para leerme cuando llegaba de mis deberes lejos de ella. Me<br />

esperaba con sus noticias cuando estaba en edad escolar, cuando asistí a mis<br />

clases de bachillerato, cuando volvía de mis estudios superiores y ahora al<br />

regresar de mi trabajo, allí estaba ella diciéndome, con la risa bailándole en<br />

los ojos:<br />

-Mira lo que he encontrado. Un documento que habla de un proceso<br />

de un abogado contra los herederos de Gabriel Bosa sobre una deuda de<br />

sesenta doblas. Está fechado el día 27 de diciembre de 1566. ¿Te imaginas<br />

los años que llevan estos legajos guardados como tesoros? Y gracias a que<br />

un escribano público llamado Alonso Hernández dio fe de unos hechos cotidianos<br />

en la sociedad de la época, aún los podemos leer, enterarnos de su<br />

contenido, comprender la grafía de sus renglones, conocer el nombre de la<br />

moneda en uso. Es casi un milagro, Mar. ¿No te parece?<br />

Tampoco me va a enumerar las palabras que ha encontrado en algún<br />

texto o que ha surgido en una conversación mantenida con alguna de sus<br />

Gran Canaria<br />

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