R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

Trayectoria
de una profesión
A los veintiún años de edad terminé la carrera de Magisterio, sin percatarme
de que llevaba dentro de mí una vocación potencial de maestra, heredada de
mis padres y de algunos antecesores por vía materna que habían colocado
los primeros baluartes del Magisterio en mi amado pueblo de San Bartolomé
de Tirajana.
Mi primer destino fue La Culata, pintoresco caserío de mi querido Tunte.
Los maestros de entonces nos encontrábamos aislados en aldeas perdidas
entre montañas y barrancos en lo más recóndito de nuestra geografía.
La ida a La Culata se iniciaba en una vereda de La Montañeta que bajaba
hasta el barranco, saturado de piedras, que teníamos que eludir con saltitos o
escalándolos con ayuda de las manos cuando eran de tamaño considerable.
Luego comenzaba la subida de una montaña muy pendiente, en cuya cima
están las Tres Cruces, queriendo recordar la escena divina del Calvario. En su
base de piedra siempre me sentaba a descansar, apoyando la cabeza en una
Gran Canaria
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