R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

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Lanzarote
Rescatando la memoria
Santa Clara y a su familia.
El principio de la carta que sus hijas le contestaron decía:
“Lo primero que nos produce sorpresa es que no haya preguntado por su
esposa, que ya ha fallecido...”
No obstante, ellas iniciaron algunas gestiones con la Embajada cubana para
cerciorarse de la identidad de quien decía ser su padre y no obtuvieron respuesta.
Años más tarde, los descendientes de mi abuelo, supuestos hermanos y
hermanas, iniciaron una ofensiva de cartas y llamadas solicitando ayuda de todo
tipo y solidaridad, alegando y, ciertamente tenían razón, que ellos no eran culpables
de nada de lo ocurrido y que ahora solo deseaban venir a Canarias
acogiéndose a la nacionalidad de su padre. Ellas, en conciencia, no pudieron ni
quisieron evitar el envío de paquetes con ropas, zapatos y alguna aportación
dineraria también. Cierto es que la miseria no tiene casa fija y vive cambiando
de dueño. La isla que ayer fue isla de esperanza hoy es nave al garete en medio
del océano y la isla que antaño fue roca en ruinas hoy es tierra de promisión.
De avanzada edad, mi abuelo Pedro falleció en Santa Clara; es probable que
añorando sus islas lejanas o quizás habiéndolas olvidado, es probable que en paz
con su conciencia, o no...
Mi abuelo Pedro se llevó a Cuba toda la miseria de una isla y hoy está devolviendo
a Canarias toda la miseria de otra isla. Miseria de ida y vuelta.
Triste final el del emigrante sin retorno.
Autor:
Bruno Rodríguez Romero