R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes
R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes
R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Saber mandar<br />
que tuvieran un buen asiento en el muro. Estas se hacían como las que llevan<br />
los depósitos de agua en sus caras vistas interior y exterior. En el caso del muro<br />
de contención sólo se ponían por la cara exterior porque en la parte interior<br />
se hacían con piedras, que no importaba que tuvieran cabezas hechas por el<br />
obrero, que sacaba el risco y encabezaba las piedras.<br />
Cuando estaba un poco apurado le mandaban un ayudante para que la<br />
obra no se retrasase. Este tajo se empezó el mismo día que otro en Cardones,<br />
que consistía en abrir una zanja de metro y medio de ancho por unos veinte<br />
metros de largo y de un metro o más de profundidad, hasta dar con el firme<br />
para montar el muro que era en un extremo de uno tres metros de altura y<br />
al final de unos seis metros. Mientras se abrían las zanjas de cimentación, se<br />
iban trayendo los otros materiales por una carretera que venía desde Casa<br />
Ayala, que se pudo arreglar para que pudieran entrar con la cal viva y la grava<br />
o revuelto de barrancos. Para hacer la cal, el agua que se empleaba era de un<br />
estanque que estaba en la parte alta de la finca. Se hicieron varios camiones de<br />
cal y se amontonó grava y revuelto para tener todo preparado para empezar<br />
en cuanto llegaran los dos albañiles. Lo malo de este trabajo era la excavación<br />
de los cimientos, porque había que hacerla a pico y raspadera. La excavación<br />
era en barro y piedras, algunas de gran tamaño, todas embarradas. Para sacarlas<br />
de la zanja que estábamos abriendo lo pasábamos mal por tener bajo los pies<br />
un barrizal, muchas veces al hacer los esfuerzos se nos enterraban los pies por<br />
encima de los tobillos. De esta forma se abrieron los primeros veinte metros<br />
y se prepararon varios tercios de mezcla para los albañiles. Se amontonó gran<br />
cantidad de piedra y se trajeron cabezas de piedra para la parte exterior. El día<br />
en que empezaron los albañiles yo lo mismo amasaba mezcla que acarreaba<br />
piedras para llenar el cimiento para luego empezar con el muro, y si había<br />
algún tiempo en que no éramos todos necesarios para la ayuda a los albañiles,<br />
nos íbamos a seguir abriendo otro tramo de cimiento ya no tan largos como<br />
el primero sino más cortos y de esta forma los oficiales no paraban por tener<br />
cimentaciones que hacer y el muro.<br />
El contratista, que era un hombre que sabía lo que se hacía, era patrón<br />
encargado, oficial albañil y peón si era necesario. De él, si uno quería, podía<br />
aprender mucho. Sabía coger un marrón de doce kilos de peso para partir<br />
grandes piedras y por dónde había que darle para que se partieran, porque<br />
Gran Canaria<br />
195