R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes
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Gran Canaria<br />
Rescatando la memoria<br />
de Agoymad (Güimar) vecino y natural “desta” dicha isla se le da tierra de<br />
sequero…”. Mira, este otro texto también es interesante: “A Fernando Guanarteme,<br />
se le dan unas lomadas de sembradura…”. Y éste otro… A ver si<br />
lo encuentro –rebuscó en otra carpeta y sacó otra hoja de papel -. Aquí está:<br />
“Juan Uramas (Doramas), Rodrigo el Coxo, Francisco de León y Fernando de<br />
León, canarios, suplicamos nos quera facer merced de unas tierras…”.<br />
-Cómo tú dices siempre: parece un milagro que se hayan conservado<br />
esos papeles para que podamos rescatar nuestra memoria. Que aún la tinta<br />
permanezca en buen estado y que el papel no se haya roto– afirmaba yo<br />
totalmente convencida de sus ideas y de su admiración por la historia de<br />
nuestra tierra-. Estoy de acuerdo en decir que parece algo increíble. Sigue,<br />
sigue, ¿qué pasó con el abuelo?<br />
-Pues verás, él no parecía decidirse, puede que por influencias de su familia<br />
o puede ser porque no lo tenía claro, no lo sé. Y yo estaba muy enamorada<br />
de él, por él mismo, no porque se tratara de una familia influyente. Pero la<br />
verdad es que no se comprometía conmigo y entonces yo empecé a escribirle<br />
postales de colores muy vivos, copiando versos románticos de poemas<br />
o canciones. Si hasta imité unas palabras del pasodoble “Islas Canarias” y las<br />
escribí al dorso de una imagen muy romántica a base de rosas blancas: “me<br />
haces despierta soñar…”. E imité poemas del escritor isleño de la generación<br />
del 98, Alonso Quesada enviándole un libro con la dedicatoria: “Yo, desnuda<br />
y sola, sobre una roca, frente al mar, aguardo el mañana… Porque tú eres<br />
mi mañana”. Y les di la vuelta a las endechas de Guillén Peraza. Y copié a un<br />
poeta andaluz para escribir sin ningún remordimiento, como si se me acabara<br />
de ocurrir a mí: ”Aquel abrazo y aquel dolor de labios que nos quedó de<br />
aquel beso” –reía alegre-. Lo envolví en palabras, en sintagmas llenos de amor<br />
y conseguí que se casara conmigo. Lo quise mucho, Mar, muchísimo.<br />
Pero no es su voz la que me evoca la historia sino mis pensamientos. La<br />
protagonista de ella, la mujer enamorada de las palabras, ya no quiere narrar<br />
ningún aspecto de su vida.<br />
-Abuela… - musito volviendo al presente.<br />
-Fíjate, la expresión “te quiero mucho” en esos mensajes que envían la<br />
escriben con una t, una k y una m. Unos morfemas tan hermosos los destrozan.