R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

¿Quién se olvidó de Carmita Brito?
Para entender la historia, hay que conocer a sus protagonistas: Rafaelito
Ruiz y su esposa Carmita Brito.
Ambos nacieron a principios del siglo pasado, y veinte años después, casados,
se fueron a vivir a una casa grande, de dos plantas, en la calle Quintana. Un
hogar que pronto se colmaría de niños, mercancías y mucho amor.
Cuando Carmita cumplió los veintidós
años abrió el comercio en un
cuarto de la planta baja de la casa familiar.
Pero pronto tuvo que ampliarlo
con más estanterías y un mostrador
más largo, y terminó abriendo las cuatro
puertas de la fachada.
Aquellas puertas eran de doble
hoja; medían cerca de dos metros, y se
anclaban en los gruesos muros laterales,
con unas barras interiores, que le
daban un aspecto fuerte y resistente.
Actualmente, como recuerdo, se
conserva intacta la casa de dos plantas, con fachada de color salmón con
guarniciones en blanco; ventanas marrones de cristales cuadrados, con contraventanas
lisas blancas; el piso de cemento, formando dibujos de alfombras en
rojo y gris, a juego con el rodapiés.
Volviendo al pasado: Rafaelito, por su parte, trabajaba en la panadería de su
propiedad, situada en el lateral de la casa, que daba para la calle Armas. Pero
si el trabajo en el comercio era intenso, no menos lo era el de la fabricación
del pan.
En aquella época, unos jóvenes emprendedores como esta pareja no decayeron
cuando empezaron a llegar los hijos; y aún siguieron adelante cuando
Carmita se tuvo que hacer cargo de sus siete hermanos tras el fallecimiento
de sus padres.
Hubo un momento en el que convivieron en la casa dieciséis personas: el
matrimonio con sus siete hijos -sobrevivientes de nueve-, más los siete hermanos
de Carmita, de los cuales el más pequeño tenía dos años.
El crecimiento del negocio sirvió para que ningún habitante de la casa es-
Gran Canaria
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