08.05.2013 Views

R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Introducción<br />

mos salvajes, sabiendo lo que significaba el retraso en la hora de llegada a<br />

casa, en donde la disciplina era fundamental. La frase “sin cenar a la cama”,<br />

nos rondaba en la cabeza como hierro candente, porque significaba además<br />

una larga vigilia al impedir la hambruna conciliar el sueño. Menos mal<br />

que las madres, siempre comprensivas, y sabiendo que era involuntario,<br />

solían dejar el plato en un lugar que conocíamos podía haber comida y<br />

sigilosamente, una hora después, volvíamos y calmábamos el hambre. Claro<br />

que cuando el retraso era ostensible la noche en blanco era segura.<br />

Así que atentos al reloj de la iglesia (¿creías lector que teníamos reloj?,<br />

sólo algunos privilegiados y de ellos sólo alguno funcionaba, porque los<br />

otros eran solamente para presumir, pero eso sí, todos eran horrorosos),<br />

sabíamos que la media era el momento de irse monte abajo y llegar a casa<br />

puntual a la cita de la cena. Después un baño-ducha de agua fría, porque la<br />

caliente había que hacerla en ollas al fuego, y sólo una por semana como<br />

baño en la bañera, con un palmo de agua, como máximo. Desgraciadamente<br />

los veranos secos y calurosos racionaban el agua, y el depósito (bidón)<br />

recibía cada dos o tres días un triste chorrito que se utilizaba para comida y<br />

limpieza (no de la ropa que se lavaba en la acequia, donde el agua de regar<br />

se teñía de jabones y destiños de ropas ennegrecidas con motivo del luto<br />

por un familiar). Muchas veces las plataneras no sabían si recibían agua para<br />

vivir, o pócimas de muerte por lo bastardo de las aguas.<br />

Cada vez que subíamos al picacho, ella sacaba su lápiz y leía una breve<br />

referencia al último día, deteniéndose en los apuntes que sobre la obra<br />

futura en la torre campanario de la iglesia iban a realizar los canteros. ¡Ya<br />

hay dos arcos del primer entramado!, parece que van deprisa, con ganas<br />

de terminarla, pero sólo eran imaginaciones. Ganas eran las que teníamos<br />

nosotros para que así sucediera. Años después, aún sin terminar, recordábamos<br />

nuestras ansias.<br />

Alguna vez subía con nosotros Vicente, hijo de don Juan el dueño de<br />

la finca que, como único varón rodeado de hermanas, sabía obtener todas<br />

las licencias para vivir aceptablemente más cómodo que la mayoría. Era<br />

alto y rubio y según decían las chicas guapo, y así le fue de bien en la vida.<br />

Desgraciadamente nuestros caminos se separaron después de los estudios<br />

en La Salle, y en escasas ocasiones tuvimos el placer de disfrutar de la<br />

19

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!