R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

Abuela,
¿ es verdad que...?
¡Qué fuerte! Sentarse a escribir historias de esas que sólo se cuentan en
voz baja en el seno familiar. ¡Fuerte! Sí, porque, aún cuando han pasado años y
ya no están entre nosotros los protagonistas, los tiempos han cambiado y, ¡ya
sabe usted como es la gente: lo blanco lo pone gris y lo gris lo pone negro!
Por eso los cuentos de la abuela,… y de cuentos nada, ya que eran sucesos
reales, a veces nos los callamos por aquello del qué dirán.
¿Qué la carne o el pollo se comían sólo el fin de semana? ¿Qué de lunes a
sábado caldito de papas, potajito y alguna que otra “agüita guisá”? Eso lo sabe
todo el mundo y hasta se repite en público para demostrar la mejoría social
de estos tiempos.
¿Qué ir a “Las Parma” era una aventura de “piratas” y coches de hora?
Pues no hay recato en decirlo, aunque haya que explicar que aquel coche o el
conductor pirata no salían hasta que no estuvieran atestados de pasajeros.
Pero decir fuera del entorno familiar que la abuela estuvo presa ya es
asunto más delicado.
Gran Canaria
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