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R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

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Mi abuelo Pedro: miseria de ida y vuelta<br />

uso de su autoridad moral, se vio en la obligación de llamar a capítulo al joven<br />

Pedro. Una tarde, después de la jornada de trabajo, le llamó para decirle:<br />

—Pedro, ven acá que quiero hablar contigo. Te voy a decir que últimamente<br />

no me gustan tus andares, tengo la impresión de que estás “meando fuera de<br />

la bacinilla”.<br />

Pedro, que no esperaba la reprimenda, no supo qué contestar y Matías<br />

continuó hablando:<br />

—Mira, Pedrito, tú sabes que a mí no me gustan los hombres tunantes, por<br />

eso te voy a ser claro. Si tú hiciste el sacrificio de venir tan lejos, supongo que<br />

será para ahorrar un buen dinero y volver a Canarias con tu vida resuelta y, en<br />

el peor de los casos, traer a tu familia como yo he traído a la mía, pero por el<br />

camino que vas, déjame que te diga chico, que te estás metiendo en un viaje sin<br />

retorno. La guajira es muy melosa y si es mulata peor, y tú eres un verdadero<br />

huevón, ¿sabes?<br />

Después de este episodio, en dos ocasiones tío Matías se confabuló con<br />

su cuñado para preparar la maleta. Sí, aquella maleta grande de madera y creo<br />

que hasta le ayudó a atarla con un hilo de pitera, pero también en dos ocasiones,<br />

a punto de poner su pie en la escala del barco, llegó la guajira que con su<br />

hermosura y zalamería y alguna que otra lágrima derramada a tiempo, le hizo<br />

sentirse un hombre amado y necesario. Pedro volvía al campo a trabajar y a seguir<br />

soñando con el embrujo de los volcanes de su tierra conejera, pero desde<br />

la lejanía. La distancia se hacía cada vez más insalvable y al final, unos tragos de<br />

buen ron y una caricia de mujer iban calmando su nostalgia. Pasaban las horas,<br />

los días, los meses, los años y llegó casi el olvido. Mi abuelo entró en el dilema<br />

de todo emigrante cuando pasa el tiempo y ya no tiene claro lo que quiere y<br />

lo que ama, no sabe dónde quiere estar, si en ninguna parte o en los dos nidos<br />

al mismo tiempo. Es ese momento en que lo dejado atrás un día, comienza a<br />

hacerse borroso, las lágrimas se secan, el corazón se enfría hasta que el alma se<br />

apaga. En ese punto y porque ya Matías le resultaba molesto, tomó la decisión<br />

de irse a trabajar a Santa Clara.<br />

EL ABANDONO<br />

La tormenta en medio del océano es siempre una probabilidad, la tormenta<br />

sobre las que se quedan en tierra solas y abandonadas, es siempre una realidad.<br />

Lanzarote<br />

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