R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

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Gran Canaria
Rescatando la memoria
lo habitual, como el ajuar para la boda, una cama o un ropero, Carmita le entregaba
una carta de crédito para que pudiera hacer la compra en aquel otro
comercio; ella cubría la deuda del cliente pagándola al contado, y el cliente se
la devolvía a plazos semanalmente. Los beneficios de la intermediaria salían del
descuento por pronto pago.
En una época en la que la palabra dada y la credibilidad eran valores muy
reconocidos, casi todos hacían frente a los pagos; y a veces, cuando alguien no
podía pagar íntegra la letra de esa semana, se negociaba sin mayores inconvenientes.
Precisamente la tarde de los domingos solía Carmita visitar a los que
quedaban pendientes de aquella semana.
Un negocio tan bien llevado y floreciente como aquel, animó a que
otras mujeres, empresarias, abrieran también una tiendita en la zona de la
calle Cerera, como Sarita, luego Mariquita, Francisquita, hasta llegar a “Ita”,
que aún tiene la tienda de comestibles, pero que la ha recolocado en la
misma calle.
Tras cincuenta y dos años, Carmita decidió cerrar el comercio; estaba cansada
por aquella vida que ahora le pedía más sosiego. En la casa había más
nietos que hijos y tocaba descansar.
Ahora, sus hijas, hacen balance de aquella vida, y de una familia entregada a
un negocio próspero durante el siglo pasado.
- “¿Qué tal se han encontrado recordando aquella época?” -preguntamos
mientras apagamos la grabadora y damos por acabada la entrevista-.
- “Bueno…, nos ha encantado recordar a gente de la que ya no hablamos
porque no están o porque ya no vemos” -comenta Lidia entusiasmada-.
- ”A mí me trae muchos recuerdos de una época bonita de verdad” -añade
Fela-.
Pactamos volvernos a ver para leer este pequeño homenaje a Carmita
Brito. Un ejemplo de mujer emprendedora, en una época en la que la palabra
“empresario” no permitía el género en femenino, porque no había conciencia
de profesión aplicada a la trabajadora; cuando la mujer trabajaba lo hacía
“como un entretenimiento”, porque no se concebía otro trabajo para ellas
que el de atender su casa y su familia.
Ya no podremos saber qué imagen tenía de sí misma Carmita Brito como
profesional, pero estamos seguros de que todos los que la conocieron, la veían