R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

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Gran Canaria
Rescatando la memoria
ojos se habían llenado de lágrimas, sólo asintió con la cabeza y siguió llorando.
Miguel se fue con su traje gris de hilo y su sombrero negro en la cabeza, como
todo buen canario que se precie, en un bolsillo la fotografía de su novia y en
la mano una maleta llena de incógnitas e ilusiones, pero casi vacía de prendas
de vestir.
Fue tanta la tristeza con la que Lola quedó, que su voz enmudeció y así
estuvo varios días sin hablar con las personas que la rodeaban.
En una zona cercana a su casa, vivía Antonio con su familia, un muchacho
algo más joven que ella al que le apasionaba gastar pesadas bromas a los demás
y hacerles perrerías. En cuanto veía a Lola con la tristeza reflejada en el
rostro, Antonio cogía la albarda de la burra y se la ponía encima de los hombros
y acercándose a ella le daba el más sentido pésame, todo esto lo hacía
con la más sana intención, tratando de conseguir arrancarle una sonrisa.
¿Quién iba a decirle a ella que ese muchacho, en el futuro, iba a tener un
papel muy importante en su vida?
Lola vivía con su abuela María del Carmen y con Francisco, el marido de
ésta, al que ella llamaba abuelo, aunque a su abuelo verdadero no lo conoció.
Su abuela, María del Carmen, le contaba que él había muerto muy joven y que
la muerte le llegó cuando estaba excavando un terreno, viniéndosele encima
un ribance 1 que le produjo la muerte. Vivía con ellos también Diego, su tío
abuelo que se había quedado soltero. Contaba ella que los inviernos eran muy
largos y lluviosos y que a su tío Diego se le nacían los chiratos 2 en el capote.
Cuando Miguel llegó a la isla de Cuba, después de un largo y cansado viaje,
una de las primeras cosas que hizo fue escribir a su familia y como no iba a
ser menos a Lola, su novia del alma. En esa primera carta, contaba con detalle
todo lo que había vivido durante la travesía, los mareos y fatigas que pasó en
ese barco que no paraba de moverse a un lado y a otro dándole la impresión
de que estaba subido en un columpio gigante. A Lola le decía con amoroso
sentimiento lo mucho que la echaba en falta y la gran soledad que sentía por
no estar junto a ella.
1 Ribance. Separación entre dos fincas que están a distinto nivel. Tierra que cae desde una ladera cuando ha
llovido mucho.
2 Chirato. Planta herbácea de caña fina, hojas muy angostas y semillas de espinas muy delgadas.