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R LA MEMORIA 8 2008.indd - Adipymes

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Una infancia en Artenara: El jardín de Sofía<br />

de la otra. Muchos duelos compartieron juntas. Ana y Estrella también formaban<br />

parte del tremendo cuarteto. Después de un duelo, tenían anécdotas que<br />

contar durante muchos días.<br />

- Me acuerdo como si fuera ahora cuando murió Clarita, la de Acusa. ¡Eso sí que<br />

fue un duelo! Nos hartamos de comer bizcocho con aceitunas. ¡Pobre Clarita, que<br />

Dios la tenga cerca de su santo trono!<br />

En el duelo de mi tío Francisco, por una bobería, no veas la que armamos. Llegó<br />

don José Rodríguez, el señor cura, y preguntó según entraba por la puerta y a<br />

medida que se acercaba a los doloridos: “¿Cómo se llama el difunto?” Alguien de<br />

la concurrencia dijo, sin pensárselo: “Se llama Pancho”. El sacerdote, en su camino<br />

hacia el féretro y sin detenerse, saltó ligerito: “¡Pues en paz descanse Pancho!”. ¡Para<br />

qué fue aquello! En paz descanse Pancho fue el grito de guerra de muchos de los<br />

duelos de la cumbre.<br />

Verdad es que en el seno de esta, y de otras muchas familias de la cumbre,<br />

cuando muere alguien que no tiene cercanía con ellos, ante la noticia del fallecimiento,<br />

saltan ligeritos: “En paz descanse Pancho”.<br />

Todas las juventudes, de antes y de ahora, atraviesan las mismas etapas de<br />

rebeldía y repiten, como una cadencia de la memoria genética, las mismas experiencias.<br />

Los primeros cigarrillos, las primeras copillas, los primeros amores. Todo<br />

lo primero es lo que suele poner en guardia<br />

a los mayores, responsables del devenir de<br />

las jóvenes almas; y asustan por eso, porque<br />

son los primeros. Las primeras decepciones,<br />

los primeros sustos y los primeros quebrantos<br />

forman parte del devenir de los padres<br />

responsables de trazar un camino perfecto<br />

para sus hijos. Pero no son los primeros. De<br />

ningún modo. Todas las juventudes han hecho<br />

lo mismo o parecido:<br />

- Cuando se casó mi prima Saro Perera<br />

fuimos todos a la boda. ¡Estábamos deseando<br />

que alguien se casara! Imagínate. Con las pocas<br />

diversiones que teníamos y las escasas oportunidades<br />

que nos brindaba mi padre, aquello<br />

Gran Canaria<br />

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