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PERSPECTIVAS - International Bureau of Education - Unesco

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Dudas sobre el lenguaje<br />

La ola de conversaciones ociosas que está inundando el mundo probablemente no sea sino la<br />

contrapartida del fracaso del lenguaje y las dudas en cuanto a su expresividad que ya se<br />

percibían en la literatura europea a fines del siglo XVIII y que se transmitieron por conducto de<br />

Nietzsche al nuevo romanticismo y al simbolismo, y que además se han convertido en santo y<br />

seña del periodo posmoderno en Europa. Georges Steiner escribe: “Se ha cumplido la<br />

premonición del fin de siglo de que la lengua dejaría de corresponder cabalmente a la<br />

experiencia humana o de estar en armonía con ella, que su corrupción debida a los engaños<br />

políticos y a la vulgaridad del consumo de masas la convertiría en un instrumento de<br />

bestialidad”. Los horrores de la omnipresente amenaza de destrucción eran tales en el siglo XX<br />

que escaparon al lenguaje y, con ellos, la capacidad de la experiencia humana de aprehender<br />

la realidad. Probablemente haya una sola respuesta acertada a la pregunta sobre lo que<br />

representaban realmente las atrocidades de los campos de exterminio: la vida en un vacío gris.<br />

Cordelia Edvardson, periodista que vive en Israel y es hija de la escritora alemana Elisabeth<br />

Langgässer, obligada a los 14 años de edad a llevar el registro de las muertes provocadas por<br />

el doctor Josef Mengele, ha descrito la insensata maquinaria asesina de los campos de<br />

exterminio del siguiente modo: “La niña rebosaba un vacío gris. Nada. Nadie, ni ser humano,<br />

ni cosa, ni vida y todavía no la muerte [...] Ni siquiera el dolor puede afirmar el pie en la<br />

niebla gris de la nada. El dolor sólo puede arraigar en un mundo humano, anegado por<br />

lágrimas humanas”. Tal es el mundo de los campos, de la premuerte, del vacío y de la nada,<br />

un mundo –en contraste con el mito de Orfeo– al que no se puede llegar por el canto, el<br />

sonido o el lenguaje. “Aquí, la poesía, los cuentos y las canciones también callaron”, prosigue<br />

Cordelia Edvardson. El lenguaje como herramienta humana que define ante todo a la<br />

humanidad y su Creador ya no puede aprehender experiencias como el exterminio de la vida<br />

humana. “Al comienzo era el verbo”, escribe Cordelia Edvardson en Burned child seeks the<br />

fire, “y al final quedaron las cenizas”. El episodio ocurrido en un campo de concentración al<br />

que se refiere George Steiner acaso sea la mejor caracterización de la extinción de la imagen<br />

milenaria del ser humano que “se define por la dignidad de la palabra, que a su vez se asemeja<br />

al misterio original y generativo de la creación”. Con un comportamiento que se aísla de la<br />

experiencia y la expresión lingüísticas, esta imagen de la humanidad ha llegado a su fin. “Un<br />

prisionero que estaba muriéndose de sed”, dice George Steiner, “observaba cómo su<br />

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