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El placer de aprender - Reforma Preescolar - Secretaría de ...

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mos leído. Con anterioridad yo había leído y revisado los textos<br />

<strong>de</strong> consulta, lo que me ayudó a organizar el trabajo con<br />

base en preguntas; unas se sugerían en los mismos textos,<br />

pero estaba segura <strong>de</strong> que otras irían surgiendo a partir <strong>de</strong> la<br />

curiosidad <strong>de</strong> los niños y <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l trabajo. Algunas<br />

<strong>de</strong> las preguntas fueron las siguientes: ¿cómo son las abejas?<br />

¿Dón<strong>de</strong> viven las abejas? ¿Cuántas clases <strong>de</strong> abejas hay en<br />

un panal? ¿Cómo se alimentan? ¿Cómo hacen la miel? ¿Qué<br />

pasaría si las abejas se extinguieran? ¿Con qué pican? ¿Por<br />

qué hay abejas en el patio?<br />

En esta parte <strong>de</strong>l trabajo y <strong>de</strong> acuerdo con los fragmentos<br />

leídos, un equipo registró algunas i<strong>de</strong>as sobre ¿cómo son las<br />

abejas? Al terminar leyeron la información registrada al resto<br />

<strong>de</strong>l grupo.<br />

Un dato que nos llamó mucho la atención fue que las<br />

abejas tienen cinco ojos. Kenia preguntó —¿pue<strong>de</strong>n ver todo<br />

al mismo tiempo?—, y otros niños cuestionaban —¿por qué<br />

tantos, maestra?—. Volvimos a la lectura y pudieron i<strong>de</strong>ntificar<br />

sus funciones; con gran asombro, Kenia señalaba los ojos en la<br />

fotografía, mientras explicaba a sus compañeros las funciones<br />

<strong>de</strong> los ojos.<br />

Como parte <strong>de</strong> la búsqueda <strong>de</strong> información que apoyara<br />

las explicaciones <strong>de</strong> los niños, les propuse recolectar<br />

algunas abejas en el patio <strong>de</strong> la escuela. Llevamos al salón<br />

frascos, pinzas y algunas re<strong>de</strong>s; en binas, durante diferentes<br />

momentos <strong>de</strong> la mañana los niños salían a buscar abejas. En<br />

varios días no lograron conseguir una sola. ¿Cómo haremos?,<br />

les pregunté a todos; Iann nos dijo que si a las abejas les gus­<br />

taba el dulce teníamos que poner dulces en los frascos y así<br />

las abejas se meterían solas en ellos. Así lo hicimos y… ¡nada!<br />

Volvimos a cuestionarnos qué necesitábamos para atraparlas,<br />

entonces Sergio nos recordó que cuando todos ponían<br />

los jugos en la banca las abejas se acercaban y las podíamos<br />

atrapar si las metíamos a los jugos, les propuse usar la red.<br />

Llegamos a la conclusión <strong>de</strong> que el mejor momento para recolectarlas<br />

era en el recreo. Por fin atrapamos tres abejas, las<br />

pusimos en un frasco y las tuvimos en observación <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong>l salón, el resto <strong>de</strong> la mañana.<br />

Al día siguiente Diego Alejandro se percató <strong>de</strong> que las abejas<br />

estaban muertas, inmediatamente le informó <strong>de</strong> este hecho<br />

al resto <strong>de</strong>l grupo, y comentó ¡ya sé!, las abejas viven sólo un<br />

día ¿verdad, maestra?, —no sé—, le contesté. ¿Qué creen que<br />

pasó? Los niños se plantearon varias hipótesis: —no tenían comida,<br />

—se enojaron porque las atrapamos, —querían a la reina,<br />

—querían su panal—. Después <strong>de</strong> un rato Diego se dio cuenta<br />

que teníamos varios frascos pero no todas las tapas tenían orificios.<br />

Se recolectaron otras abejas y en esta ocasión tuvimos<br />

cuidado <strong>de</strong> que la tapa tuviera orificios. Observamos las abejas<br />

muertas a través <strong>de</strong> una lupa, usando las pinzas; los niños<br />

las volteaban, exploraban la cabeza buscando los cinco ojos,<br />

incluso hubo quien las tocó para comprobar si su cuerpo era<br />

peludo.<br />

Conforme se organizaba la información en los carteles<br />

me quedaba claro que estos datos no respondían a la pregunta<br />

inicial; por ejemplo, su función en la polinización. Sin<br />

embargo, cada dato nuevo resultaba interesante y provoca­

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