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El placer de aprender - Reforma Preescolar - Secretaría de ...

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Pero cuando le hacen cosquillas a la masa se ríe como<br />

loco. ¡Se supone que las pizzas no se ríen! ¡Se supone<br />

que los que hacen pizzas no les hacen cosquillas a las<br />

pizzas! —Bueno, dice papá. Ya es hora <strong>de</strong> poner la pizza<br />

en el horno. —¡Ah! ¡Ya está nuestra pizza!— <strong>El</strong> papá<br />

<strong>de</strong> Pedro lleva la pizza a la mesa. —Ahora hay que cortar<br />

la pizza, dice. Pero la pizza se escapa y… el cocinero<br />

la persigue. Agarra la pizza y le da un abrazo. <strong>El</strong> Sol ya<br />

salió. La pizza <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> salir a buscar a sus amigos.<br />

<strong>El</strong> recuento <strong>de</strong> este cuento<br />

Después <strong>de</strong> la lectura pedí a los niños que revisáramos las predicciones<br />

que me habían dictado. Se dieron cuenta que ninguna<br />

<strong>de</strong> sus predicciones había coincidido completamente<br />

(¡esa era la i<strong>de</strong>a!). En este momento me interesaba que ellos<br />

pudieran reconstruir la temática general <strong>de</strong>l cuento.<br />

Al terminar <strong>de</strong> revisar las predicciones les pregunté,<br />

¿entonces <strong>de</strong> qué se trató el cuento? <strong>El</strong>los contestaron rápidamente<br />

<strong>de</strong> las siguientes maneras:<br />

Humberto: <strong>El</strong> papá jugaba con su hijo.<br />

Isaac: Es que no podía salir con sus amigos porque<br />

estaba lloviendo.<br />

Karla: Y que luego su papá le dijo que lo iba a convertir<br />

en pizza y lo pusió en la mesa.<br />

Isaac: no se dice pusió, se dice puso.<br />

(…)<br />

Paulina: Que su papá estaba jugando a la pizza.<br />

Hugo: ¡Sí! Que le ponía cosas encima, como jitomate,<br />

salami, queso. Pero eso también era <strong>de</strong> juego.<br />

A cada niño entregue hojas <strong>de</strong> papel, lápices y colores;<br />

les pedí que hicieran el cuento. La consigna que di no especificó<br />

si <strong>de</strong>bían escribir o dibujar o doblar la hoja. En realidad,<br />

quería saber qué era lo que ellos representarían <strong>de</strong>l cuento.<br />

Cada quien, en su equipo, inició a trabajar con su hoja; el intercambio<br />

entre ellos se hizo presente apenas tomaron su<br />

hoja. <strong>El</strong> acomodo en equipos intentaba favorecer el intercambio<br />

entre ellos. En esta ocasión no tenían que hacer un<br />

solo trabajo entre todos, sino que tendrían la oportunidad<br />

<strong>de</strong> comparar su producción individual entre ellos.<br />

En realidad, el haber elegido darles sólo una hoja no fue<br />

algo premeditado, por lo general así es como acostumbro<br />

hacerlo. Lo que realizó un equipo <strong>de</strong> trabajo me hizo reflexionar<br />

sobre la pertinencia <strong>de</strong> este hecho, ¿por qué darles<br />

una hoja si los cuentos no son así? Por fortuna, mis alumnos<br />

no repararon en esto y comenzaron a producir di ferentes representaciones<br />

<strong>de</strong>l cuento. Esto fue evi<strong>de</strong>nte para mí cuando<br />

apareció la producción <strong>de</strong> Mariana y sus compañeras.<br />

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