compendio

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exorable, haciendo crucificar á quantos halla­
ba con las armas en la mano. Los zeladores
esparcieron la fama de que los Romanos cas­
tigaban con esta crueldad á los que se ren­
dían , y Tito los desengaño con mucho tra­
bajo : quando conocieron su error, se esfor­
zaron muchos Judíos á pasarse al campo de
los Romanos, y parece que los zeladores de­
bieran facilitar la evasión, porque así durarían
mas los víveres: mas fue tan al contrario, que
el perverso deseo de no ser solos en la des­
gracia, y de arrastrar á su infelicidad el uni­
verso si pudieran, les hizo poner guardias que
den.:viesen á los que querían salvar la vida.
Entre los desgraciados que escaparon halla­
ron muchos nuevo peligro entre los Roma­
nos , porque teniendo noticia de que algunos
habian tragado los diamantes y monedas de
oro, la codicia, que no conoce leyes, movió
á los soldados á la crueldad de abrirles el
vientre para encontrar el tesoro. Mas de dos
mil habian perecido ya, quando llegó á Ti­
to la noticia de esta bárbara acción, y aun
no pudo castigar á los culpados porque eran
muchos.
Al mismo tiempo que los zeladores rete­
nían al pueblo, y le quitaban con inaudita