compendio

DE I.A HISTORIA UNIVERSAL. I79
xo el yugo, pena ignominiosa, y no fue re­
habilitado sino con sacrificios expiatorios.
Sufecio habia reconocido la dominación ro­
mana á mas no poder: recibía las órdenes de
Tulo , siempre determinado á violarlas, si se
le presentaba ocasión favorable. Creyó que se
le ofrecía en una guerra de los Romanos con­
tra los habitadores de Fidenas. Llamado con
sus Albanos no rehusó Sufecio el marchar; pe­
ro al tiempo del combate se retiró á una al­
tura vecina, con intención de mantenerse neu­
tral , y de esperar el suceso para juntarse con
el vencedor. El Romano, muy distante de
manifestar su extrañeza al ver semejante deser­
ción, gritó con voz esforzada : ,,Valor, ami­
gos , la victoria es nuestra, porque los Alba-
nos suben por mi orden á la altura para ata­
car á los Fidenates por la retaguardia." Con
efecto, así que fueron vencidos cayeron los
Albanos sobre los de Fidenas; pero Tulo hi­
zo pagar bien cara, la traición á Sufecio, que
fue desquartizado por sentencia del pueblo ro­
mano. Los habitadores que habían quedado en
Alba tuvieron orden de trasladarse á Roma,
en donde se les dio la clase y dignidades que
gozaban en su ciudad, la qual fue destruida.
Este aumento de pueblo pedia construir nue-
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