compendio

288 COMPENDIO
sas vacías, sintió una especie de terror al ver
aquella soledad. Avanzaba con temor, prece­
diendo siempre al exército fuertes y numero­
sas patrullas. Con estas precauciones llega
hasta la plaza. Mientras los ciudadanos aban­
donan á Roma, ochenta patricios de los mas
respetables, persuadidos á que el sacrificio vo­
luntario de la vida de los xefes á los dioses
infernales introduciría la confusión en los
enemigos, se habian sacrificado á la muerte
por una súplica que en su nombre pronun­
ció Fabio, que era Pontífice supremo. Habia
entre aquellos ancianos Pontífices , personas
consulares , y Generales honrados con el
triunfo ; y todos ellos revestidos con las ro­
pas de su dignidad, y sentados al rededor de
la plaza en sus sillas de marfil, esperaban con
tranquilidad al enemigo y la muerte. La mag­
nificencia de sus vestidos, la magestad pinta­
da en sus personas, el silencio que guarda­
ban , y su intrépida tranquilidad , todo hacia
que los Gaulas los tuviesen por otros tan­
tos dioses ; y así en mucho tiempo no osa­
ron acercarse á ellos ni tocarlos. No obs­
tante , no faltó uno que se atrevió á pasar
la mano por la barba de Marco Popinio. No
le gustó al patricio aquella familiaridad : y