compendio

DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 2 2 J
los conjurados fuesen á unirse en la plaza;
los condenó el Senado, y los pocos plebeyos
que se habian juntado ratificaron la senten­
cia : se dio orden á aquellos ciudadanos de
retirarse; y al punto entraron los caballeros
romanos y otras tropas, y pasaron á cuchillo
á los delinqiientes.
Al mismo tiempo que la república era
inquietada dentro (2506), sostenía la guer­
ra fuera. Necesitaba juntar hombres ; pero
los ciudadanos pobres , que siempre son el
mayor número, no querían alistarse. „Bien
locos seriamos, decian, en ir á pelear en de­
fensa de una ciudad en que nos oprimen des­
apiadados acreedores." Creyó el Senado po­
der reclutar las legiones suspendiendo con
un decreto toda acción por deudas hasta el
fin de la guerra; pero esta condescendencia
fue inútil. La resistencia degeneraba en abier­
ta sublevación; y entonces conocieron los Se­
nadores que para ocasiones semejantes se ne­
cesitaba un poder único y absoluto. Se de­
terminaron pues á tentar este expediente, y
propusieron un decreto en virtud del qual
todos los que tenian alguna administración
pública debian hacer dimisión , y ser reem­
plazados por un magistrado único cuyo po-
TOMO IV. p