compendio

H 6 COMPENDIO
á pedirle á su hija por esposa. Se la conce­
dieron con alegría; y poco después anunció
con otra embaxada que iba á celebrar las bo­
das en la corte de Artabano. Iba el Parto de­
lante con la flor de la nobleza, desarmada co­
mo á una fiesta : dio Caracalla con la fuerte
escolta que le acompañaba sobre aquel corte­
jo pacífico : robó un gran tesoro , y así se
autorizó con el senado para que le diesen el
renombre de Pártico. Escapó Artabano de es­
te peligro como por milagro, y juró un odio
irreconciliable al pérfido Emperador, encen­
diendo á toda la nación en los mismos deseos
de venganza. Estaba esta nación por entonces
con unas fuerzas respetables. ¿ Quién pudiera
creer que una sola batalla la borraría de la
lista de las potencias? Dos dias duró la ac­
ción entre los Partos y Romanos : suspendían
los dos pueblos sus esfuerzos al entrar la no­
che : se separaban ambos gritando victoria, y
descansaban sobre las armas. Ya cubrían el
campo de batalla quarenta mil muertos; y
queriendo persuadir á Artabano que cesase en
tanta carnicería, respondió: Ahora empezamos;
como quien estaba determinado á perecer con
el último de los Partos, o á matar al último
Romano. Al amanecer del tercer dia, quando