compendio

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su parecer, y se verificó la diputación. Co­
mo esta se componia de los Senadores mas
estimados, fue recibida con el mayor respe­
to. La sola presencia de los diputados hubiera
sido suficiente para sosegar los espíritus; y sin
hacer sacrificios habrian conseguido los patri­
cios completa victoria, á no hallarse entre
los plebeyos hombres vigilantes contra los en­
gaños que pudieran ocultarse en las proposi­
ciones que se les hacían. Uno de estos era Lu­
cio Junio, que nombrado como el fundador de
la república, afectaba el sobrenombre de Bru­
to , y se creía destinado á libertar al pue­
blo de la tiranía del Senado, así como aquel
habia librado á Roma de la opresión de los
Tarquinos.
Menenio llevó la voz , y propuso antes
de las ofertas del Senado una fábula que de­
biera estar escrita con grandes caracteres en
todos los lugares destinados á las juntas del
pueblo. „Un dia, dixo, se enojaron los miem­
bros con el estómago, y dixéron: es un pe­
rezoso que nada hace ni trabaja, mientras no­
sotros nos fatigamos : es preciso que vayamos
turnando; y en conseqüencia cesaron los miem­
bros de darle de comer. El estómago se vio
sin alimento, todo el cuerpo cayó en lan-