compendio

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quejas sobre la condescendencia de Coriolano.
Quiso justificarse con aquel pueblo ; pero ase­
sinos apostados le quitaron la vida sin dexarle
tiempo para hablar. Preguntó el Senado á las
señoras romanas, qué recompensa pedían por
tan singular servicio ; y ellas suplicaron so­
lamente , que se les permitiese edificar á sus
expensas un templo d la fortuna ds las se­
ñoras. Mandó el Senado que se construyese á
costa del tesoro público; y Valeria fue la pri­
mera sacerdotisa. Por haber Coriolano toma­
do las armas contra su patria no quiso el Se­
nado que se le hiciesen exequias en Roma;
pero las señoras se vistieron *de luto por diez
meses; y aunque murió en desgracia de su
pais, siempre le honró este como á héroe. Era
hombre desinteresado, amigo de la virtud, y
tan valeroso como prudente ; pero no bastante
popular. Coriolano fue reconocido por el mas
propio entre los Generales que le precedieron
ó siguieron para extender las fronteras de la
república, si no le hubieran detenido las in­
felices turbaciones que fueron causa de que
Roma no lograse el fruto de sus talentos.
Si hubiéramos de formar juicio de todas
las repúblicas por la de Roma, diríamos que
con las disensiones se forman, con las disen-