compendio

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nobles en la acción, y otros fueron después
condenados á morir pisados de los elefantes.
Bindoas se huyó, y entró en la provincia de
la Media, en donde se dio priesa á levan­
tar tropas para favorecer á Cosroas.
Halló este fugitivo poderosa protección en
el Emperador Mauricio. Puso á su servicio
todas las tropas que tenia el imperio en aque­
lla frontera á las órdenes de Narses, el mas
hábil General. Varamo padeció una derrota tan
completa como la que habia experimentado
Cosroas. Huyó como este casi solo , y halló
asilo en un Príncipe bárbaro, al norte de la
Persia. Vivió allí estimado por algún tiempo;
pero el bárbaro le dio veneno, temiendo ver­
se invadido de Cosroas. Este habia tenido di­
vertido al pueblo de su capital con fiestas y
espectáculos quando ciñó su frente con la
ensangrentada diadema de su padre. De la
misma política usó para que el pueblo se ol­
vidase de la suavidad del gobierno de Vara­
mo ; pero no perdonó á ninguno de aquellos
Grandes que le pudieran dar rezelo, ni aun
de los que le habían favorecido.
En su adversidad habia manifestado res­
peto á la religión christiana, tanto que pa-
xecia preferirla á la suya. Se vestía, hablaba