compendio

2 I O COMPENDIO
No se sabe qué frenesí se apodero por en­
tonces de las damas romanas, pues formaron el
horrible convenio de dar veneno á sus maridos.
Autores hay que dicen haber sido hasta tres­
cientas sesenta y seis, todas de distinción; otros
solo cuentan ciento y setenta ; que sin du­
da son muchas, y aun repugna que tantas se
juntasen para semejante atrocidad. Murieron
muchos patricios sin que se supiese del deli­
to , porque se valieron de una temporada de
peste que asolaba á Roma, y estas mugeres
aumentaron el mortal furor. Al fin las descu­
brió un esclavo, y los Cónsules sorprehendié-
ron á diez quando estaban preparando la pon­
zoña para deshacerse del resto de sus mari­
dos. Dixéron que sus preparaciones químicas
eran medicinas saludables; pero habiéndolas
mandado que hiciesen la prueba en sí mismas,
dudaron al principio ; después pidieron permiso
para conferenciarlo con las cómplices: bebie­
ron la copa fatal, y murieron. Los Romanos
tuvieron este suceso por una especie de vér­
tigo procedido de alguna imprecación que las
comprehendió : é hicieron por ellas sacrificios
expiatorios; pero á la verdad también es muy
posible que en aquel tiempo de ignorancia cre­
yesen los magistrados con demasiada facilidad