compendio

I O 6 COMPENDIO
los Partos siempre los seguían carros llenos de
dardos y flechas. Aquí se redobló su desesperación
: arrancaban con furor las flechas que
los penetraban , y sacaban sus entrañas con las
puntas recorvadas de su hierro. Craso, oprimido
del dolor, quería morir en el campo de
batalla; pero le sacaron sus oficiales, y á favor
de la noche se hizo una especie de retirada
; porque los Partos tenían la superstición
ó la prudencia de no combatir en las tinieblas.
La debilidad de los heridos, y los ruegos
lamentables de los que dexaban abandonados
retardaban la fuga.
Se hubieran podido salvar las reliquias del
exército, si un traidor que Craso tomó por
guia, no le hubiera llevado entre unas lagunas
de donde era difícil salir. Se presentó Sureña,
y pidió una conferencia con el Cónsul:
este dudaba; pero los soldados le instaban tanto
que no pudo negarse. Ya veis, dixo á
sus oficiales, las indignidades que sufro; mas
os pido que en estando en lugar seguro, digáis
á todo el mundo , por la honra de Roma
nuestra amada patria, que Craso pereció engañado
por los enemigos, mas no abandonado de
sus soldados. Dicho esto se resignó á la suerte,
y fue á parlamentar con Sureña, quien,