compendio

DE LA HISTORIA UNIVERSAL. 2 5 I
grimas de tu madre? Considera bien que tu
respuesta decidirá de mi reputación y de mi
vida, pues sabe morir una Romana quando el
honor quiere que muera. Si no consigo per­
suadirte, ya he resuelto darme la muerte á tu
vista. No, no , no irás á Roma sino pisando
el cadáver de tu madre infeliz. Hijo mió, hi­
jo querido , concédeme la gracia que te pido,
y si no bastan mis lágrimas y súplicas para
moverte, mira á tu madre postrada á tus pies,
rogándote que perdones á tu patria." Mientras
decía estas palabras le abrazaba las rodillas y
vertia un torrente de lágrimas. Sus hijos y
todas las señoras romanas se postraron igual­
mente.
Viendo Coriolano á su madre arrodillada,
ya no es dueño de sus movimientos, y agita­
do de mil pasiones diferentes, exclama : ,, ¡ Ay
madre mia, vos me desarmáis!" Y después es­
trechándola tiernamente en sus brazos, añadió
en voz baxa: ,,Roma es libertada, y vuestro
hijo es perdido.'' En efecto, no le perdonaron
los Volscos el empeño que tomó en salir al
punto del territorio de la república, según
las resoluciones del Senado. En las disputas
que después hubo en Ancio con motivo de
otras condiciones de la paz, suscitaron vivas