compendio

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en los cuernos de los bueyes de su exército
unos hacecitos, y les pegó fuego. Estos animales
dirigidos contra los que guardaban el
desfiladero los espantaron, y salió Anibal de!
mal paso. Esta astucia fue causa de nuevas
burlas contra Fabio; mas no por eso mudó de
conducta. Minucio, que habia encontrado medio
para tener parte en el mando, impaciente
con aquellas lentitudes, se atrevió á atacar á
Anibal en la llanura : ya iba á ser derrotado
quando llegó Fabio á socorrerle, y le salvó.
„Bien previsto tenia yo, dixo Anibal, que la
nube que se paseaba por las alturas caería por
último con estruendo." No se le oyó al vencedor
palabra alguna desagradable contra su colega
, el qual quando volvió á su campo hizo este
discurso á sus soldados: „Por una funesta experiencia
he conocido que no he nacido para
comandante, y que mi ocupación debe ser
obedecer; por lo que vuelvo á tomar el estado
que me conviene. Vamos pues, queridos
compañeros, á ofrecer nuestros servicios al Dictador,
y á sujetarnos baxo su conducta : mande
él solo, pues es el único que puede servir
de alma á un cuerpo tan grande. Yo Je llamaré
padre mió , y todos le saludaremos como
á nuestro patrono. Si no hemos vencido á Ani-