compendio

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rio, pudo, sin mas que la fuerza de su jui­
cio , señalar los grados de debilidad, y pre-
veer la última catástrofe. Un poco de ver­
güenza le contuvo para que no sacase su parte
en los despojos del imperio mientras vivió su
bienhechor , aunque manifestó algún deseo;
pero la muerte de Mauricio, que fue asesi­
nado , le dio ocasión para introducir sus ar­
mas en el imperio con pretexto de vengar la
muerte de su amigo. Prueba de que solo fue
pretexto es que no se juntó con los Generales
romanos, ni con Narses, declarados contra Fo­
cas , que quitó á Mauricio la vida, sino que
acometió á todos indistintamente.
Admira la extension de las conquistas de
Cosroas, y el poco tiempo que tardó en ha­
cerlas y perderlas. A los diez y seis años de
su reynado puso en contribución todo el pais
llano de las fronteras romanas: en el año si­
guiente se apoderó de las fortalezas: á los
diez y ocho años de su reynado saqueó la
Mesopotamia y la Siria: á los diez y nueve
pasó el Eufrates, y llevó la desolación por
el resto de la Siria que habia perdonado en
Palestina y en Fenicia. El año veinte es no­
table por la destrucción de Capadocia y Ar­
menia , y por la entera derrota de un exér-