compendio

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cion , atribuyéndolo al afecto excesivo que te­
nia á su hermano Herodes. Este le oyó, le
creyó, y le mantuvo consigo.
En ofensas tan grandes contra los infeli­
ces Principes trabajaban mucho los calumnia­
dores por deshacerse de ellos, y era natural
que les desagradase vivir en una corte domi­
nada de sus enemigos; por lo que resolvieron
retirarse á algún pais cercano en donde pudie­
sen vivir con tranquilidad Esto mismo dio al
Rey nuevos sustos, y procuraron darles fuer­
za como si fuera un proyecto de revolución.
Herodes convencido, sin mas razón que la pro­
puesta , arrestó á sus hijos: juntó un tribunal,
y llamó á él los comisarios de Augusto. El
mismo Rey en presencia de quinientas perso­
nas hizo de fiscal contra sus desgraciados hijos,
con tal vehemencia que todos los oyentes se
indignaron. Salió á pluralidad de votos sen­
tencia de muerte , sin oir á los acusados. Un
hombre solo, llamado Tirón, tuvo valor pa­
ra hacer presente al Rey , que con la muerte
de sus hijos iba á incurrir en la indignación
del pueblo que los amaba , y á ponerse en
manos de Antípatro, único autor de las cons­
piraciones tramadas contra él. Tuvo Salomé
destreza para que recayese sobre Tirón el deli-