compendio

DE LA HISTORIA UNIVERSAL. I I
tro muy atrevido á la cabeza de una tropa de
Siros ; pero al instante los sobrecogió un ter­
ror repentino , y cayeron todos en tierra; y
Eliodoro , como mas culpado, molido, por
decirlo así, con los golpes qué le dio un caba­
llero que arrojaba resplandores de luz, tardó
mucho tiempo en restablecerse. El Rey de Si­
ria, que supo esta aventura, creyó que Elio­
doro no habia recibido tanto mal como decia,
y siempre tentado de coger los tesoros que
suponía, buscaba quien se encargase de esta
comisión, y le dixo Eliodoro: Si tenéis, se­
ñor , alguno á quien penséis castigar , podéis
enviarle, que él volverá en tal estado que no
os,dexe duda alguna de la protección que
Dios concede al templo.
El odio entre Simón y Onías fue bien
funesto para los Judíos, porque de él nacieron
los partidos' que se vieron en Jerusalen, pre­
tendiendo unos el apoyo de los Gobernadores
de Siria, y otros el de los cortesanos del Rey,
ó el de sus consejeros. Algunos rivales se ma­
taron , y otros mutuamente se arruinaron por
el precio exorbitante á que pusieron la dig­
nidad que pretendían. El gran sacerdocio se
daba al que ofrecia mas, y llegó á verse en
manos de un hombre que ni aun era Judío.