compendio

DE IA HISTORIA UNIVERSA!. 261
mo un destierro honrado. Ademas de esto no
disgustaba á los Tribunos retener aquella mul­
titud necesitada y ociosa , que les servia de
mucho en sus querellas contra el Senado.
Sobrevino una mas importante que la ley
agraria en el fondo y en las conseqüencias.
Hasta entonces habian hecho justicia los Cón­
sules por sí solos, arreglando las sentencias á
los principios de la equidad natural, á los usos
antiguos, o á las leyes de Rómulo y de sus
sucesores , de las quales se hallaban aun al­
gunos restos en los libros que llamaban sa­
grados, de ¡os que cuidaban los Pontífices; pe­
ro siempre habian ocultado al pueblo estos
primeros elementos de la jurisprudencia ro­
mana. Un Tribuno, llamado Terencio, hizo
presente que aquel estilo hacia dueños de la
fortuna de los particulares á los magistrados
patricios: porque ignorándose los principios en
que se fundaban, podian interpretarlas á medi­
da de su capricho y su interés. Dos cosas pe­
dia Terencio: la primera, que los Cónsules
no fuesen los únicos que tuviesen el derecho
de hacer justicia: la segunda, que se hiciesen
leyes conocidas de todo el mundo, para que
los jueces conformasen con ellas sus sentencias,
y los que tuviesen pleytos pudiesen instruir-