compendio

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cientos setenta y un mil ciudadanos: veía ba­
so sus leyes todos los países situados desde lo
mas remoto de la Etolia hasta el mar Jonio,
y desde el mar de Toscana hasta el mar Adriá­
tico ; bien que los pueblos de estos países no
todos tenían igual dependencia : porque unos
absolutamente estaban subyugados, otros ha­
bian conservado sus leyes y privilegios, y mu­
chos eran simples aliados del pueblo romano.
Debían dar tropas en caso necesario, y man­
tenerlas á su costa. Otros gozaban de prero-
gativas que los acercaban mas al pueblo ro­
mano, según la diferencia de las condiciones
con que se habian sometido. Toda la Italia era
como una confederación baxo la protección de
la república , cuyo poder experimento Pirro,
Rey de Epiro, quando fue á socorrer á los Ta-
rentinos, en ocasión que la conducta de estos
habia sido insultante y derisoria para con los
Romanos, los quales, como lo hemos visto en la
vida de Pirro, demostraron entonces la magna­
nimidad que sabían ostentar quando creían que
eran el espectáculo del universo ; á no ser que
algún interés personal, o el de las riquezas y
dominación, separase todas las demás considera­
ciones, como sucedió en sus guerras contra los
Cartagineses.