compendio

278 COMPENDIO
cien ensangrentado en el pecho de su hija.
Le rodearon los soldados, los quales ya
irritados con el asesinato de Sicinio , no tu­
vieron repugnancia en interesarse en el re­
sentimiento de Virginio. Se levanta todo el
exército, marcha á Roma, atraviesa pacífica­
mente la ciudad , y va á acamparse en el
monte Aventino. Conoció la necesidad de ele­
gir xefes, y quería nombrar á Virginio; y es­
te respondió : „Mi hija está muerta , y toda­
vía no está vengada: antes de aceptar honor
alguno me es preciso aplacar sus manes. Por
otra parte, ¿ qué prudencia ni qué consejos
moderados podéis esperar de un hombre á
quien nuestros tiranos acaban de reducir á
la desesperación? Yo podré ser útil á la cau­
sa común obrando como particular." Oidas es­
tas razones determinaron tomar otros coman­
dantes. Este fue el origen de los Tribunos
militares, que fueron después para los Ge­
nerales del exército lo que eran los Tribu­
nos populares en la ciudad respecto de los
Cónsules.
Apio , no pudiendo tratar con el exér­
cito que no quería escucharle , juntó el Se­
nado. Parece que este debiera aprovechar­
se de la ocasión para romper el yugo de