compendio

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rieron fue señalar el camino por donde los
extrangeros, mas bien gobernados, penetraron
de nuevo, poniendo su imperio en gran peligro.
La paz con los Cartagineses se hizo con
tan duras condiciones, que de parte de estos
no tenia mas seguridad que hallarse imposibilitados
para romperla, y aun no ocultaban demasiado
su deseo. Todos los que llevaban mal
el yugo romano hallaban en Cartago auxilios
mas ó menos directos, mas ó menos secretos,
según lo exigian las circunstancias. Bien
advertían los Romanos estos manejos; pero
el fiero continente de sus rivales Jos engañaba.
Con la noticia que llego á Cartago de
que los Romanos hacían grandes preparativos
de guerra , enviaron á Roma diez ciudadanos
principales. Hannon, que era uno de
ellos, admitido al Senado, tuvo valor para decir:
„Si estáis determinados á romper el tratado
que entre nosotros subsiste, volved á los
Cartagineses lo que poseían en Sicilia, pues
á este precio hemos comprado la paz: quando
entre particulares falta la subsistencia de
la venta, el hombre de bien y honrado , si
quiere quedarse con la mercancía, restituye
el dinero." No pudieron los Senadores per-