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41Duanel Díaz: Mañacho la República. EditorialLetras Cubanas, La Habana,2003, p. 80.114convierten en un nuevo instrumental de naturalización de lo cubano. Ypara ello ahondará desde lo propio en un espectro mayor de realidadesconcernientes a la vida social y cultural del mundo desarrollado de laépoca, con el cual se homologará en su respectivo contexto como máximoexponente del boom de las grandes revistas ilustradas, en particular,las norteamericanas Vanity Fair, Vogue y Life. Su trayectoria fue unapermanente adecuación al reto que le impusieron las transformacionesde la intelectualidad cubana del momento, en tanto resultado de las propiasde la sociedad a escala nacional e internacional.Sin proponérselo, y casi hasta por añadidura, Social vino a llenar elvacío que existía entonces en el país en cuanto a revistas de arte. Lasespecializadas en esta función por la fecha que nos ocupa, Revista deBellas Artes (1918) y Gaceta de Bellas Artes (1923-1928), no tienen comparaciónalguna con ella en cuanto a calidad, continuidad editorial yconcepción gráfica. Social, en conclusión, vino a ser para la gráfica editorialde inicios de la República, lo que el Malecón habanero para susociedad: celebrado desde su construcción como «símbolo del progresoy la democracia norteamericanos, se convierte en símbolo de un nacionalismoque ha asimilado la democracia como un atributo de lo cubanofrente al tradicional aristocraticismo español y el orden jerárquico de lasociedad colonial». 41 Social será con mucho la mejor obra de la comunicaciónvisual entre lo que debió ser la República, y lo que había quehacer en ella.Estas particularidades de la empresa de Massaguer serán expresiónde las propias de su personalidad, tanto como esta lo era de su época.Época de hombres dobles, como diría el poeta francés Luis Aragón. Yque bien testimonia, en el caso de nuestro artista, su intensa vida social:primero, como resultado de la necesidad imperiosa de relacionarse conla clase dominante para optimizar la profesional; segundo, como rasgode una personalidad que siempre gustó de la notoriedad entre los másnotorios –algo mucho más común de lo que se cree en cualquier sociedady época– a recaudo de un ideal de vida vislumbrado a veces desdeun palco del hipódromo de Marianao, y otras desde una habitación delWaldorf Astoria. Sin embargo, nada de esto lo apartó de ser cubano ylatinoamericano. Los siguientes ejemplos ponen de manifiesto su for-Massaguer.pmd 11426/10/2010, 16:52