Descargar libro - Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau

llegar a este, aunque enmascarada por una «galantería» que, en su caso,no se puede aceptar como falsa, si atendemos al retrato escrito de Barroscitado en el capítulo anterior. Tampoco puede obviarse la incidencia queen este, como en cualquier nuevo hecho editorial, siempre ha tenido latradición. En el caso de Social, el más lejano antecedente habría quebuscarlo en la llamada «prensa periódica amena», cuyo boom desdefinales de la década del treinta del siglo XIX cubano, a imagen y semejanzade lo que ocurría en las revistas y periódicos de Europa y Norteamérica,dio en caracterizarlas como de «recreo» o del «bello sexo».Desde el Renacimiento, la mujer de clase rica o acomodada, por logeneral, recluida en la casa y con un tiempo libre, se había convertido enel sector social más dado a la lectura. En el llamado Siglo de las Luces,ellas habían sido el corazón de las tertulias literarias y filosóficas promotorasdel nuevo ideal de la Ilustración, y sustentación económica dealgunos de sus pensadores más osados. El mercado del libro romántico,fundamentalmente, poesías y novelas, dependió en gran medida de estesector de la sociedad. La Cuba colonial no fue la excepción. Aquí, comoallende los mares, los contenidos de estas publicaciones para disfrutedel «bello sexo» fueron narraciones costumbristas, novelas históricasa la manera de Walter Scott, poesías festivas y amorosas, figurinesde moda –importados de Madrid, París y Nueva York–, piezas musicales,crónicas sociales, etcétera. «De tal forma, la prensa periódica amenay las publicaciones por entrega, se convirtieron en los principales mediosde manifestación de una nueva generación de escritores y poetas criollos,obligados por la censura a eludir la problemática del presente colonial.No obstante, ello contribuyó a que arraigara aún más en la sociedadel gusto por las manifestaciones artísticas y literarias propias de la burguesíaextranjera, las que, divulgadas por medio de los empeños editorialesde nuevo cuño –a la manera de los modelos importados–, hizomás imperioso, en los mismos, el uso de la ilustración estampada». 4 Estatradición editorial fue del conocimiento de Massaguer, así como la máscontemporánea, con la cual había contactado en sus primeros viajes aNueva York, descollando entre las publicaciones más populares del públicofemenino a escala internacional Vogue, Elle y Jardin des Modes. Alas que se sumarían Vanity Fair y Life –todavía en su perfil humorístico–,cuyo diseño y contenido estaban más en la línea de interés de Massaguer.4Jorge R. Bermúdez: DeGutenberg a Landaluze.Editorial Letras Cubanas, LaHabana, 1990, p. 211.77Massaguer.pmd 7726/10/2010, 16:52