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académicos», al adjudicarle el premio a Jaime Valls, y menciones honoríficasa García Cabrera y Massaguer. El número de Social correspondientea noviembre de 1918, reprodujo los tres carteles, evidenciándose, poresta vez, lo atinado del veredicto, aun cuando un crítico como Bernardo G.Barros, diera en señalar ganador al cartel de García Cabrera. La propuestade Valls, tal y como lo reclamaba el asunto, representó a un soldadoaliado dando la orden de ataque; por único texto: ¡Ven! (Este cartel puedeconsiderarse un referente lejano, pero referente al fin, del cartel de guerrade los primeros años de la Revolución cubana, en particular, los titulados¡A las armas! y ¡Alerta!, de la autoría de Mario Sandoval y Jesús Forjans,respectivamente.)De hecho, lo que vino a corroborar el premio y las menciones honoríficasentregadas, fue lo ya sabido por todos: la existencia cierta de ungrupo de destacados artistas gráficos y de unos medios de comunicacióna través de los cuales habían sabido imponerse con voluntad y talento.El cartel, por supuesto, estará entre los primeros. Su capacidadpara activar e imponer la nueva sensibilidad visual, también contribuirá aque los más dotados artistas gráficos alcancen su propio estilo personal,fundiendo escuelas y tendencias o adaptándolas a su particular manerade hacer y decir. Razón de más, para que Barros profetice: «Algún díaestudiaremos con el detenimiento que se merece este interesantísimoaspecto del arte en Cuba». 14Massaguer, por su parte, no se da reposo. Bien justificado está su optimismo.Lo que una vez más le ha negado el cartel, se lo da la caricatura...y con creces. En efecto, poco después de concluir el concurso de carteles,inaugura en los salones de la Sociedad de Pintores y Escultores una exposiciónde caricaturas en madera, verdadero conjunto de guiñol, en la cualcada individuo es un fantoche movido por la observación y la ironía delartista. El conjunto, denominado por la crítica los 401 habaneros, en alusióna la obra que le sirviera de referencia: Los 400, de Marius de Zayas, 15pondrá de manifiesto, una vez más, la capacidad y competitividad de nuestrobiografiado para hacer de La Habana un centro gráfico de nivel mundial.Si Zayas escogió el ambiente de la Quinta Avenida neoyorkina para ubicara sus personajes, Massaguer seleccionará el hipódromo de Marianao. El14Bernardo G. Barros:«El concurso de carteles parael reclutamiento», en Revistade Bellas Artes, La Habana,octubre-diciembre, 1918,p. 155.15En esta obra, Mariusde Zayas representó,caricaturizadas,las cuatrocientas familiasmás ricas de Nueva York.87Massaguer.pmd 8726/10/2010, 16:52