Descargar libro - Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau

verboso, pintoresco y expresivo. Siendo sobre todo alegre, se solemnizararamente y cuando lo hace es como a pesar suyo. Exagera, perosolo para animar la conversación y aunque como el portugués suele referircosas inauditas, se pone a salvo en el momento más trágico, guiñándonosel ojo. Es sensual más que sentimental y sobre todo promulga larisa, el júbilo, la alegría. Pues bien, de esas virtudes criollas, de su esenciasutil, encuentro saturada la obra de Massaguer dibujante». 6La imagen visual impresa, bien como ilustración o como caricatura,parece asumir cada vez más la representación de una cambiantecotidianeidad que lejos de resistirse a lo nuevo, clama por ello. El pulsode la nueva imagen de la época está en ambos géneros. Social –entreotras publicaciones– es la mejor prueba. En tanto, la pintura cabecea enlos salones de arte; el nuevo siglo aún está por verse en óleo y sobrelienzo. Justo, entonces, una nueva generación de pintores y escultoresbuscarán cambiar esta realidad; pero, para lograrlo tendrán que viajara Europa, a París: la nueva Roma del arte de la modernidad. En cuanto alos escritores noveles, las tertulias a la manera de las que se estilan enotras ciudades de América y el Viejo Continente, son la norma. ExceptoAlfonso Hernández Catá, asentado en España, los demás, bien porqueno tienen los medios o porque realmente lo creen así, crean en sus propiospredios. Y a la luz única de las tardes capitalinas o bajo la artificialde salas y cafés, se les ve reunirse y hablar de todo lo nuevo que en literaturay arte acontece en la Isla, la América y el mundo.Entre esas tertulias sobresale la que se da cita los sábados por la tardeen el despacho de Roig. Para los jóvenes escritores y artistas que frecuentabanla tertulia del café Martí, luego la redacción de El Fígaro y,últimamente, la de Social, Massaguer es un caricaturista y editor que hahundido el colmillo de oro en el buñuelo de la gloria. Pero, como es gráfico,esa no es la gloria de ellos, sino la de él. No hay conflicto generacionalalguno. Tampoco de carácter ideológico o literario. Él, además,es un artista bastante equilibrado: algo muy difícil en cualquier país,pero mucho más en Cuba. Padece de la novomanía de los más jóvenes y«modernos», aunque no en grado suficiente como para darle un portazoa la tradición o dejar de visitar los museos. Y, por si fuera poco, le gustaprosperar en compañía de personas ilustres: las que ya lo son o pueden6José Juan Tablada:«El arte criollo en Nueva York»,en Social, enero, 1926, p. 80.125Massaguer.pmd 12526/10/2010, 16:52