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mento, en Social se hace otro tanto, pero con las obras de Maurice Ravel,Eric Satie, Claude Debussy, Igor Stravinsky, Heitor Villa Lobos y AlejandroGarcía Caturla, entre otros. He aquí otro ejemplo, no por más evidentemenos sutil: la campaña a favor del nudismo generada por Carteles en1931, será apoyada por Social con un desnudo artístico del nuevo campeónmundial de boxeo Kid Chocolate, quien posa a la manera de El pensadorde Rodin (Social, septiembre, 1931). La foto, impresa a toda página,fue hecha por el estudio fotográfico habanero Rembrandt. Una voz autorizada,la de Alejo Carpentier, al caracterizar las etapas de su evolución comoescritor, confirma las señaladas diferencias: «La etapa 1922 a 1928,puede considerarse como la del aprendizaje –aprendizaje que empieza adar frutos en algunos artículos de Social de 1927 a 1928, y en otros, publicadosen el suplemento del Diario de la Marina, que dirigía José AntonioFernández de Castro. Los artículos de 1928 a 1939, se dividen en dos categoríasmuy distintas, en lo que se refiere a Cuba: 1) los artículos de Social,muy bien ajustados a la actualidad artística y literaria que los motivaba;2) los de Carteles, que son de muy distinto género, y no deben confundirsecon los anteriores –porque no debe olvidarse que Carteles no era unarevista literaria y que, por ello, mis “crónicas de París” habían de ser muchomás sencillas, fáciles, periodísticas, que las de Social». 18La literatura nacional e internacional, la canónica y la más experimentalo de vanguardia, continuará siendo expresión esencial del corpus deSocial. En sus páginas verán la luz, por primera vez, el Romance de lacasada infiel, de Federico García Lorca, y la Meditación sobre el Cristode Veláquez, de don Miguel de Unamuno. Se da a conocer al lectorde habla española al poeta mulato norteamericano Langston Hughes,con la traducción de su poema I too sing America... (Social, septiembre,1928). Algunos de los poemas que harán trascender a figuras como RubénMartínez Villena y José Zacarías Tallet en el ámbito de la literaturacubana e hispanoamericana de su tiempo, se publicarán, también,por primera vez, en Social. Otro tanto sucederá con ese gran artículo deGabriela Mistral, La lengua de Martí. Estos ejemplos no serán los únicos.Si tales artículos los leen o no los burgueses, es lo de menos. Lo queimporta es que los ricos suscriptores y anunciantes de Social contribuyana costear algo que siempre ha sido incosteable en países como losnuestros: la divulgación, al más alto nivel editorial, de una literatura y un18Alejo Carpentier: Crónicas.Editorial Letras Cubanas,La Habana, 1985, t. 1, p. 7.137Massaguer.pmd 13726/10/2010, 16:52