Descargar libro - Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau

Fue trascendental 1923 para la cultura nacional; según algunos estudiosos,sólo entonces empezó el siglo XX cubano. También para Massaguer.El éxito de Social durante estos ocho años de vida, podría parecer unameta definitiva, por consagratoria, para quien gusta caminar bajo los laurelesdel Prado, habano en boca, en medio de un ambiente social y culturalque ya puja con todas sus fuerzas por rebasar lo provinciano. Otrasveces prefiere hacerlo con los amigos, a la manera de los antiguos atenienses.Los destinos varían; los más asiduos: el «elegante barrio de laPunta», la calle San Lázaro y el «higiénico» y «democrático» Malecón.Fuera de estas andanzas, no se da reposo. Su capacidad de asombro yánimo de empresa les son congénitos, esté en La Habana o Nueva York,camine la calle Obispo o la Quinta Avenida. Como todo buen artista ycaricaturista sabe que ver no sólo es un acto fisiológico, sino tambiénintelectivo, cuajado de relaciones y situaciones, escalas y proporciones,psiquis y contextos. Gracias a ese don de saber ver, ha recibido el reconocimientode los profesionales y ámbitos gráficos más exigentes, al puntode «sentirse viejo». A sus treinta y cuatro años puede decir que ha vistoy ha vivido tanto o más que cualquier otro artista vivo del patio... Y lo dicecon naturalidad, consciente de haber alcanzado su madurez creativa,así como un prestigio nacional e internacional que bien refrenda la publicaciónde su primer libro de caricaturas.Impreso en 1922 y lanzado al mercado en enero de 1923, en dos idiomas,español e inglés, Guignol será todo un acontecimiento cultural.Bajo este título recoge cuarenta caricaturas en blanco y negro, entre lasque sobresalen las de Enrico Caruso, Enrique José Varona, Anatole France,Blasco Ibáñez, Sara Bernhardt, Ana Nazimova, José Raúl Capablanca,Gabriel D’Annunzio, Rudyard Kipling, George Clemenceau, CharlesChaplin, Max Linder, Valle Inclán y Bernard Shaw; a más de las hechasa su persona por Caruso –además de tenor, notable caricaturista–,Pruneda, Riverón, Bob Edgren y Kauffman, entre otros colegas que lohonraron con sus charges. La edición en inglés se puso a la venta en lalibrería neoyorkina Brentano’s y en el departamento de propaganda delKing Features Syndicate, con el que iniciara una estrecha relación laboraldesde su último viaje a los Estados Unidos. La edición en español laregaló entre sus amistades. La decisión, además de evidenciar la holguraCapítulo IV1923-1928121Massaguer.pmd 12126/10/2010, 16:52