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Descargar libro - Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau

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24Don Esteban, por el contrario, siguió frecuentando <strong>la</strong> casa. Allí tambiénse reunían, en «feliz coinci<strong>de</strong>ncia», Benjamín Guerra, Manuel Barranco,Pepe Pujol y otros. «Hab<strong>la</strong>ban siempre en voz baja –recuerda Massaguer–,<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> auscultar <strong>la</strong>s calles convergentes». Y en esas conversaciones,mientras dibujaba y sin querer, oyó por primera vez nombresque poco o nada le <strong>de</strong>cían entonces: Martí, Gonzalo, Maceo, Calixto,don Tomás... Corría el año <strong>de</strong> 1894. Tan inesperada como había sido <strong>la</strong>partida <strong>de</strong> Cár<strong>de</strong>nas, fue ahora <strong>la</strong> <strong>de</strong> La Habana. Un amigo <strong>de</strong>l padre lehabía conseguido trabajo en el central Alfonso XII (actual A<strong>la</strong>cranes,provincia <strong>de</strong> Matanzas), con el cargo <strong>de</strong> jefe <strong>de</strong>l Departamento Comercial.El nuevo empleo representaba una ostensible mejoría económica para <strong>la</strong>familia Massaguer. Sin embargo, ello no fue impedimento para que donJosé continuara sus reuniones a puerta cerrada y en voz baja con algunosempleados <strong>de</strong>l ingenio, ni para que el niño siguiera oyendo los nombresya escuchados en La Habana, a los que ahora se sumaban otros <strong>de</strong> igualestirpe criol<strong>la</strong>, pero matancera y camagüeyana: Juan Gualberto Gómez,Carlos Rojas, Luis Loret <strong>de</strong> Mo<strong>la</strong>... Y una fecha: ¡24 <strong>de</strong> febrero!A inicios <strong>de</strong> 1895, Conrado y sus hermanos regresaron a La Habana,don<strong>de</strong> el padre les había alqui<strong>la</strong>do <strong>la</strong> bel<strong>la</strong> casa <strong>de</strong> Concordia 61, entreCampanario y Perseverancia. «Para que los “muchachos” comiencensus estudios», le había oído <strong>de</strong>cir, cuando doña Merce<strong>de</strong>s inquirió sobreel particu<strong>la</strong>r. Lulú, <strong>la</strong> mayor <strong>de</strong> los hermanos, entraría en <strong>la</strong> Normal. Mientrasque Conrado y José lo harían en <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> particu<strong>la</strong>r <strong>de</strong> su tía Pi<strong>la</strong>rMassaguer y Pujol. Esta era entonces <strong>la</strong> forma más socorrida que tenían<strong>la</strong>s familias pudientes para que sus hijos estudiaran <strong>la</strong>s primeras letras.La era <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s colegios cubanos <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> El Salvador, <strong>de</strong> LaHabana, y La Esperanza, <strong>de</strong> Matanzas, había pasado. El índice <strong>de</strong> analfabetismoalcanzaba el 78 por ciento. Sólo el 10 por ciento <strong>de</strong> <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ciónen edad esco<strong>la</strong>r recibía educación. Las familias ricas criol<strong>la</strong>s enviabansus hijos a estudiar a los Estados Unidos, <strong>de</strong>sconociendo así el sistema<strong>de</strong> enseñanza <strong>de</strong> <strong>la</strong> metrópoli colonial. Tal actitud <strong>de</strong>vino expresión eneste campo <strong>de</strong> lo que en el económico era ya un reflejo anticipado <strong>de</strong> <strong>la</strong>República: <strong>la</strong> <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los Estados Unidos. Si España seguía siendo<strong>la</strong> metrópoli política, Estados Unidos ya era <strong>la</strong> económica. En cifrasMassaguer.pmd 2426/10/2010, 16:52

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