Descargar libro - Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau

66Guy Pérez Cisneros:Las estrategias de un crítico.Ob. cit., p. 128.67Ambrosio Fornet: En blancoy negro. Ob. cit., p. 53.68Oscar Hurtado: «Introduccióna nuestra pintura», en Pintorescubanos. Ediciones R,La Habana, 1962, p. 18.176y Escultores, entre mayo y junio de 1927. A sólo dos meses de publicarseel primer número, dicho Salón evidencia una acción coordinada casi enparalelo con la creación de la propia publicación. Y, también, la participacióncierta de un número de pintores con nuevas inquietudes expresivas,algunos de regreso de Europa, como Víctor Manuel, Carlos Enríquezy Antonio Gattorno. La crítica del momento, como luego nuestrahistoria del arte, verá en este Salón el inicio del arte moderno en Cuba. Yen Víctor Manuel, a su pintor-capitán; paradójicamente, el más clásico yestático de todos los modernos. De su pintura diría Guy Pérez Cisneros:«obra inmóvil y eterna, nunca vieja, nunca decrépita, pero tampoco nuncajoven». 66 En su contexto, el Salón tendrá atisbos de modernidad,pero sólo atisbos. Según Ambrosio Fornet: «Nada del otro mundo: unfuturismo aguado por los ultraístas españoles, algunos desnudos demasiadosrealistas para el gusto oficial». 67 El único que escandaliza –comosiempre– es Carlos Enríquez. De las paredes de la Asociación…descuelgan las telas de sus desnudos, por considerarlos de un «realismoexagerado», pero días después vuelven a colgarlas. No se han sacudidodel todo las influencias de la vanguardia foránea; pero el hecho de ircontra la Academia, ya dice mucho de esta nueva generación de pintores.La Escuela de París aún se cierne sobre ellos, tanto como Corot y laEscuela de Barbizón (la del bosque cercano a París) lo habían hechosobre los pintores cubanos del pasado siglo. De estos últimos se diceque no fueron fieles a su realidad, porque al pintar nuestros atardecereslo hicieron a la manera de los franceses; de aquellos, lo mejor que lespudo pasar. Así las cosas, nadie repara en Sobremesa sabática. Tampocoen las rumberas de Jaime Valls. Nadie ve, ni verá en mucho tiempo–recuérdese que la gráfica de comunicación, o una pequeña parte deella, se incorpora al Museo Nacional de Bellas Artes en plenitud deigualdad con la plástica a inicios del siglo XXI– que estas obras, junto aun número de caricaturas hechas por Blanco y Massaguer, son las verdaderasiniciadoras de lo visual-cubano en la modernidad. Los prejuiciosafloran. Todavía a inicios de la Revolución, un escritor nada prejuiciadocomo Oscar Hurtado, escribe en su introducción a Pintores cubanos:«Abela es tanto el humorista como el artista serio y apasionado por pintar».68 Tal parece que el buen humor no es nada serio ni artístico, por serMassaguer.pmd 17626/10/2010, 16:52