Descargar libro - Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau

1Ciro Bianchi Ross: Oficiode intruso, Ediciones Unión,1999, p. 107.74una consecuencia directa de la primera. «Fue, sobre todo, un trabajadorinfatigable –dijo de él Julio Girona–. Yo lo recordaré siempre, a pesar desu dinero, como un hombre con las mangas de la camisa recogidas, dispuestoa enfrentarse a su quehacer.» 1 Más bien él pertenecía a esa estirpeprofesional que siempre le ha parecido que hacer de la cultura unapolítica es salvar la cultura de la política. Y es que Massaguer fue antetodo un hombre de la cultura. En él se conjugan la creación y la voluntadde mantener y asegurar lo creado. Dos virtudes notables, que casi nuncaafloran en una misma persona, por ser dos acciones distintas. Sin ir máslejos, Rafael Blanco y Jaime Valls, sus dos rivales más sobresalientes enel arte de la caricatura y la ilustración publicitaria, respectivamente, sóloposeyeron la primera. Massaguer, en cambio, a la condición de artista,suma la segunda, lo que lo hará finalmente la figura que es en nuestracultura.Son estas dos condiciones personales, más las posibilidades que se leabrían al país al socaire de una favorable coyuntura económica, las queharían posible el hecho editorial de vanguardia que fue Social para elperiodismo, el arte, la literatura y la gráfica de comunicación cubanos.Massaguer no solamente optimizó con esta revista sus dones personalespara con la gráfica en particular y la comunicación en general –entiéndasecaricatura, diseño, ilustración comercial, publicidad, periodismo, relacionespúblicas, etcétera–, sino que capitalizó, en grado sumo, las particularidadesde su sociedad y momento histórico a favor de un hecho editorial denuevo cuño, que tuvo como corolario de su pragmática la novedad, el lujoy el poder. No es casual el título, como para que no deje lugar a dudas encuanto al origen social de sus posibles receptores y la época en que seinserta, ya distante de aquella otra de los inicios, en que las revistas de artey literatura recibían el nombre de óperas famosas (El Fígaro, Bohemia).Tampoco obvió los tiempos que corrían fuera y dentro del país. En elmundo y, en particular, en los Estados Unidos, se venía dando desdefines del siglo XIX un ascendente proceso de renovación tecnológica enlos impresos que obraba en relación directa con el de su actividad periodísticay publicitaria, y que lo pondría a la cabeza del orbe en cuanto alnuevo modelo comunicativo a seguir. En este sentido resultarían emblemáticaslas llamadas revistas ilustradas y de arte, en correspondenciaMassaguer.pmd 7426/10/2010, 16:52