Descargar libro - Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau

72grandes ventas de azúcar a los «aliados» y la creciente presencia del capitalnorteamericano –resultado de una estrategia inversionista que privilegiabaa Cuba tanto por su ubicación geográfica y rico suelo como por lanunca abandonada pretensión de anexársela–, no podía generar otro estadode opinión entre la población que no fuera compatible con un futuropromisorio para todos. Así lo dio a entender el Tribunal Supremo, cuandoen 1912 dictaminó que los que fueron enemigos de la independenciatenían ahora los mismos derechos que los libertadores a ocupar cargospúblicos.En esta nación «con todos y para el bien de todos» creyó Massaguer, alpunto de afiliarse al Partido Conservador, en el cual había militado supadre. A fin de cuentas, todos eran hijos de liberales y conservadores.En él fue jefe de propaganda de la llamada Conjunción Patriótica, quellevó al ex general Mario García Menocal al palacio de la Plaza de Armas,otrora sede de los capitanes generales de la Isla; función que asumióeste edificio colonial hasta 1920, cuando se inauguró el PalacioPresidencial, llamado entonces la Casa Dorada, como una de las tantasformas de que se valió la burguesía nativa para homologar sus nuevossímbolos de poder con los de los países más desarrollados de la época.De ahí que si la Casa Dorada era la variante criolla de la llamada CasaBlanca de Washington, la arquitectura del Palacio Presidencial tuvierapor abuelo el eclecticismo inaugurado por la Ópera de París, de Garnier,que tan bien representó el gusto de la burguesía financiera francesa de lasegunda mitad del siglo XIX. Toda la historia de la remodelación oficialde La Habana estaría sustentada en estos principios estéticos, cuyo desfasetemporal iría en aumento en relación directa con los estilos de lapasada centuria que lo informaban, para concluir a fines de la décadadel veinte con el neoclasicismo del Capitolio Nacional.En 1919 el gobierno de Menocal aprueba la ley del turismo; si bienautoriza los juegos de azar –en la práctica nunca se dejó de jugar, comode beber con la «Ley seca»–, sienta un precedente legal con vista al incipientedesarrollo de una industria para la cual las particularidades geográficasy naturales de la Isla parecían dotarla como ninguna otra delCaribe. Massaguer, que desde un inicio estuvo entre los que intuyeron yestimularon al más alto nivel gubernamental esta perspectiva de desarro-Massaguer.pmd 7226/10/2010, 16:52