Descargar libro - Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau

20Bernardo G. Barros:Caricatura y crítica de arte.Ob. cit., pp. 154-155.60caricaturas, carteles–, existe una charla matizada de mil aspectos, mientrasalguien fuma y el comerciante (que está sentado bajo la mirada implacablede un retrato de Forain) expone la necesidad de uno de esos comentariostan sintéticos y metafóricos con que ahora se acostumbra anunciarlotodo». 20He aquí dos adjetivos: sintético y metafórico, los que no sólo parecenresumir el final de una trama tejida a expensas de la nueva condición deanunciante de Massaguer, sino también la cualidad última por la cual seráel introductor del anuncio ilustrado en Cuba. Parió la montaña, y parióun anuncio... de los cigarros Suzini, tal vez, o uno de esos pasquineselectorales, en los que la cara del político se presenta caricaturizada, endos o tres colores planos, creando una nueva modalidad de cartel político,sin precedente alguno hasta entonces. Y lo más importante, políticoy pueblo han salido complacidos: el primero al pagar; el segundo, alsonreír. En estos carteles, como en casi toda su obra presente y futura,puede decirse de Massaguer, lo que Sacha Guitry dijo de Capiello: «Hasabido dibujar a todos sin molestar a ninguno».La personalidad del artista comienza a definirse; deviene el caricaturistamás conocido, porque es el más popular. Se suscribe a Le Rire y LeJournal Amusant. Su continuo estudio de los maestros franceses y norteamericanosle empieza a reportar frutos más personales. Su técnica sevigoriza y afianza en el conocimiento de ambas escuelas, sin excluir lasaportaciones de la alemana (del Simplicissimus y del Justige Blafter),la cual le llega atenuada a través de los grandes ilustradores norteamericanos,y no de sus humoristas, generalmente mediocres. Mas, aún estápor encontrar el rasgo último que trace la línea definitoria de su poéticavisual, que lo desmarque de los otros, nativos y foráneos. Es cuestión detiempo, uno o dos años a lo sumo. La búsqueda continúa, pero ya con unaclara conciencia del objetivo propuesto. La madurez experimentada enmenos de un quinquenio así lo corrobora, al punto de sorprender a lacrítica especializada, incluido Barros. No otro será el sentimiento delcrítico, cuando en su insuperable retrato del joven caricaturista, concluyediciendo: «Massaguer ha resuelto el problema de trabajar mucho,vivir holgadamente con lo que le produce su arte, y no faltar a ningúnacontecimiento artístico, intelectual, deportivo o social. Su risa ancha,Massaguer.pmd 6026/10/2010, 16:52