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Manual de Psicologia Criminal

Los últimos meses del año 1.888 fueron conocidos en la Inglaterra victoriana de finales del siglo pasado como “el otoño del terror”, debido a una serie de brutales crímenes cometidos por un misterioso y tristemente famoso asesino conocido como “Jack el Destripador”, cuya identidad, todavía hoy, sigue sin conocerse. Posiblemente, si los sufridos agentes de Scotland Yard encargados de la investigación hubieran contado con los conocimientos que actualmente ofrece la Psicología Criminal para la investigación de delitos similares, el resultado hubiera sido diferente. Pero justamente en aquella época se despertaba el interés científico por esta disciplina, que comenzó su andadura de la mano de criminólogos por un camino paralelo que hasta hace muy pocos años no confluyó con el de los sucesores de aquellos primeros policías encargados de identificar, perseguir y capturar a los muchos asesinos múltiples que pueblan las páginas de la crónica del crimen. Pero unos años antes, y para movernos en el marco histórico adecuado, se produjeron diversas aportaciones al saber criminológico que tuvieron su influencia en el posterior desarrollo de la psicología criminal, provenientes de distintos campos empíricos, que veremos someramente.

Los últimos meses del año 1.888 fueron conocidos en la Inglaterra
victoriana de finales del siglo pasado como “el otoño del terror”, debido a una
serie de brutales crímenes cometidos por un misterioso y tristemente famoso
asesino conocido como “Jack el Destripador”, cuya identidad, todavía hoy,
sigue sin conocerse. Posiblemente, si los sufridos agentes de Scotland Yard
encargados de la investigación hubieran contado con los conocimientos que
actualmente ofrece la Psicología Criminal para la investigación de delitos
similares, el resultado hubiera sido diferente.
Pero justamente en aquella época se despertaba el interés científico
por esta disciplina, que comenzó su andadura de la mano de criminólogos
por un camino paralelo que hasta hace muy pocos años no confluyó con el
de los sucesores de aquellos primeros policías encargados de identificar,
perseguir y capturar a los muchos asesinos múltiples que pueblan las
páginas de la crónica del crimen.
Pero unos años antes, y para movernos en el marco histórico
adecuado, se produjeron diversas aportaciones al saber criminológico que
tuvieron su influencia en el posterior desarrollo de la psicología criminal,
provenientes de distintos campos empíricos, que veremos someramente.

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antisocial grave evaluada tanto por padres como por maestros en al menos<br />

tres <strong>de</strong> cuatro observaciones a los 5, 7, 9 y 11 años; y conducta <strong>de</strong>lictiva<br />

grave autoinformada en al menos una <strong>de</strong> dos evaluaciones realizadas a los<br />

15 y a los 18 años. El segundo eran individuos que presentaron conducta<br />

<strong>de</strong>lictiva grave autoinformada en al menos una <strong>de</strong> dos evaluaciones<br />

realizadas a los 15 y a los 18 años. Después <strong>de</strong> realizar un seguimiento <strong>de</strong><br />

esta cohorte hasta los 26 años, Moffitt , Caspi, Harrington, y Milne (2002)<br />

mostraron cómo los individuos <strong>de</strong> sexo masculino con una trayectoria<br />

antisocial <strong>de</strong> inicio en la infancia (aproximadamente un 10% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> la<br />

muestra), habían cometido más <strong>de</strong>l 50% <strong>de</strong>l total <strong>de</strong> <strong>de</strong>litos violentos,<br />

acumulaban más <strong>de</strong>l 40% <strong>de</strong> las causas por <strong>de</strong>litos violentos y un 62% <strong>de</strong><br />

las causas por violencia contra la mujer. En cambio, el grupo <strong>de</strong> jóvenes<br />

antisociales con inicio en la adolescencia, que representaba un 26% <strong>de</strong>l<br />

total, había cometido un 29% <strong>de</strong> los <strong>de</strong>litos violentos, acumulaba un 43% <strong>de</strong><br />

las causas violentas y un 15 % <strong>de</strong> las causas <strong>de</strong> violencia contra la mujer.<br />

Lahey, Goodman, Waldman, Bird, Canino, Jensen,. y cols. (1999) en<br />

un estudio transversal con niños y adolescentes también encontraron que<br />

cuanto más precoz era la edad <strong>de</strong> inicio <strong>de</strong>l primer problema <strong>de</strong> conducta en<br />

niños y niñas mayor era el número <strong>de</strong> problemas <strong>de</strong> conducta que<br />

mostraban los niños y jóvenes en el momento <strong>de</strong> la evaluación. Otros<br />

autores como McCord (1979) también informaron que el 36% <strong>de</strong> la violencia<br />

en la edad adulta podia ser explicada por factores predictores <strong>de</strong> la infancia.<br />

A pesar <strong>de</strong>l gran número <strong>de</strong> pruebas empíricas que <strong>de</strong>muestran la<br />

relación mencionada entre inicio precoz <strong>de</strong> los problemas <strong>de</strong> conducta y<br />

conducta antisocial posterior <strong>de</strong> tipo violento, no todos los autores se<br />

muestran igualmente optimistas sobre la intensidad <strong>de</strong> la relación entre<br />

dichas variables y su utilidad predictiva. Derzon (2001) a partir <strong>de</strong> un metaanálisis<br />

con 82 informes <strong>de</strong> 58 estudios prospectivos que habían seguido a<br />

los individuos durante un período <strong>de</strong> su vida, encontraron que la correlación<br />

media <strong>de</strong> relación entre diversos tipos <strong>de</strong> conducta antisocial y <strong>de</strong>litos<br />

posteriores contra las personas era <strong>de</strong> 0,33. A partir <strong>de</strong> este resultado, el<br />

autor cuestiona seriamente los programas preventivos aplicados a sujetos<br />

seleccionados con estos criterios, puesto que la selección no se mostró<br />

capaz <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntificar al 66% <strong>de</strong> aquellos que acabaron cometiendo <strong>de</strong>litos<br />

violentos más a<strong>de</strong>lante y a<strong>de</strong>más, un 60% <strong>de</strong> los individuos que presentaban<br />

conducta antisocial o consumo <strong>de</strong> sustancias no acabaron mostrando<br />

conducta violenta.<br />

Formació on-line<br />

- La agresión física persistente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los primeros años <strong>de</strong> vida:<br />

Supone un factor <strong>de</strong> riesgo para la conducta antisocial y la <strong>de</strong>lincuencia al<br />

final <strong>de</strong> la adolescencia.<br />

Los estudios que analizan la capacidad predictiva <strong>de</strong> los problemas<br />

<strong>de</strong> conducta tempranos en la <strong>de</strong>lincuencia juvenil o adulta, utilizan<br />

indicadores muy variados. Así, por ejemplo, po<strong>de</strong>mos encontrarnos con:<br />

diagnóstico clínico <strong>de</strong> un trastorno negativista <strong>de</strong>safiante o <strong>de</strong> un trastorno<br />

C/ Rambla <strong>de</strong>l Raval 29-35 local 5. 08001 Barcelona.- Tel. 93 342 68 10 - Fax. 93 342 68 11 www.sap-ugt.cat sap@sap-ugt.cat

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