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Manual de Psicologia Criminal

Los últimos meses del año 1.888 fueron conocidos en la Inglaterra victoriana de finales del siglo pasado como “el otoño del terror”, debido a una serie de brutales crímenes cometidos por un misterioso y tristemente famoso asesino conocido como “Jack el Destripador”, cuya identidad, todavía hoy, sigue sin conocerse. Posiblemente, si los sufridos agentes de Scotland Yard encargados de la investigación hubieran contado con los conocimientos que actualmente ofrece la Psicología Criminal para la investigación de delitos similares, el resultado hubiera sido diferente. Pero justamente en aquella época se despertaba el interés científico por esta disciplina, que comenzó su andadura de la mano de criminólogos por un camino paralelo que hasta hace muy pocos años no confluyó con el de los sucesores de aquellos primeros policías encargados de identificar, perseguir y capturar a los muchos asesinos múltiples que pueblan las páginas de la crónica del crimen. Pero unos años antes, y para movernos en el marco histórico adecuado, se produjeron diversas aportaciones al saber criminológico que tuvieron su influencia en el posterior desarrollo de la psicología criminal, provenientes de distintos campos empíricos, que veremos someramente.

Los últimos meses del año 1.888 fueron conocidos en la Inglaterra
victoriana de finales del siglo pasado como “el otoño del terror”, debido a una
serie de brutales crímenes cometidos por un misterioso y tristemente famoso
asesino conocido como “Jack el Destripador”, cuya identidad, todavía hoy,
sigue sin conocerse. Posiblemente, si los sufridos agentes de Scotland Yard
encargados de la investigación hubieran contado con los conocimientos que
actualmente ofrece la Psicología Criminal para la investigación de delitos
similares, el resultado hubiera sido diferente.
Pero justamente en aquella época se despertaba el interés científico
por esta disciplina, que comenzó su andadura de la mano de criminólogos
por un camino paralelo que hasta hace muy pocos años no confluyó con el
de los sucesores de aquellos primeros policías encargados de identificar,
perseguir y capturar a los muchos asesinos múltiples que pueblan las
páginas de la crónica del crimen.
Pero unos años antes, y para movernos en el marco histórico
adecuado, se produjeron diversas aportaciones al saber criminológico que
tuvieron su influencia en el posterior desarrollo de la psicología criminal,
provenientes de distintos campos empíricos, que veremos someramente.

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Pero esta acepción tampoco convence a algunos, que la cuestionan<br />

porque la generalidad <strong>de</strong>l constructo (que más a<strong>de</strong>lante veremos) supone<br />

para ellos que aquel sea sinónimo <strong>de</strong> <strong>de</strong>lincuente habitual. Y no todos los<br />

psicópatas son <strong>de</strong>lincuentes habituales, aducen los críticos no sin razón.<br />

No me exten<strong>de</strong>ré más en este aspecto, puesto que coincido<br />

plenamente con Sutherland y Cressey cuando dicen que “existen tantas<br />

<strong>de</strong>scripciones que cualquier criminal podría ser psicópata según la teoría o<br />

clasificación utilizada”.<br />

Aunque para aproximarnos a la comprensión <strong>de</strong> su comportamiento<br />

no tiene importancia la palabra que utilicemos para <strong>de</strong>finir a estos<br />

personajes, sí que es importante tener una i<strong>de</strong>a clara <strong>de</strong>l concepto <strong>de</strong> su<br />

trastorno.<br />

El estudio y la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> la psicopatía han sido abordados<br />

tradicionalmente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista psicosocial. Y ha sido así porque<br />

como muy bien dice Garrido Genovés, se trata, ante todo, <strong>de</strong> una condición<br />

relacional, un cuadro que se manifiesta en una especial forma <strong>de</strong><br />

relacionarse con los <strong>de</strong>más. Veamos ahora cómo son <strong>de</strong>finidos los<br />

psicópatas por la psiquiatría:<br />

El <strong>Manual</strong> Diagnóstico y Estadístico <strong>de</strong> los Trastornos Mentales, más<br />

conocido por su acróstico D.S.M., i<strong>de</strong>ntifica como característica esencial <strong>de</strong>l<br />

trastorno antisocial <strong>de</strong> personalidad un patrón general <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprecio y<br />

violación <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, con un comienzo temprano (en la<br />

infancia o al principio <strong>de</strong> la adolescencia) y una continuidad en la edad<br />

adulta. Recoge, como manifestaciones <strong>de</strong> este trastorno, algunos aspectos<br />

esenciales <strong>de</strong> su conducta utilizados para el diagnóstico.<br />

Esta <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>l trastorno es duramente criticada porque<br />

encorseta el diagnóstico en conductas antisociales y <strong>de</strong>lictivas, obviando<br />

otros rasgos <strong>de</strong> personalidad perfectamente <strong>de</strong>finidos.<br />

Siguiendo a Garrido Genovés, estos rasgos se divi<strong>de</strong>n, para su<br />

concreción, en dos gran<strong>de</strong>s áreas: emocional/interpersonal y estilo <strong>de</strong> vida.<br />

Veamos ambas sucintamente.<br />

El área emocional/interpersonal se caracteriza por:<br />

- Locuacidad y encanto superficial: Los psicópatas son en muchos<br />

casos personas que <strong>de</strong>spiertan simpatía, que tienen lo que se llama “don <strong>de</strong><br />

gentes”. Son capaces <strong>de</strong> hablar con convicción <strong>de</strong> cualquier tema, aunque<br />

carezcan <strong>de</strong> preparación alguna sobre el mismo.<br />

- Egocentrismo y vanidad <strong>de</strong>smesurada: Se tienen como seres<br />

superiores al resto, con una hipervaloración <strong>de</strong> sí mismos que les lleva a no<br />

sentir la más mínima preocupación por sus semejantes, a regirse por sus<br />

propias normas y <strong>de</strong>spreciar e ignorar las escalas <strong>de</strong> valores socialmente<br />

imperantes, que “no son para ellos”; les lleva incluso a creerse impunes.<br />

- Desafecto emocional: Carecen <strong>de</strong> sentimientos, son incapaces <strong>de</strong><br />

sentir cualquier emoción (tales como la culpa, el arrepentimiento, el<br />

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