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Neuromante

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ed de algodón violeta que el sionita llevaba sobre los mechones de pelo. Maelcum cogió elcasco de las manos de Case y se lo ajustó correctamente, golpeando los sellos con las palmasde los guantes. Cuando las conexiones del anillo del cuello estuvieron cerradas, unosmicrodiodos se encendieron a la izquierda del panel.-No sé japonés -dijo Maelcum por el intercomunicador del traje-, pero la cuenta regresivaestá mal. -Tocó una línea en la pantalla.- Sellos manipulados, en el módulo del puente. Estádespegando con la escotilla abierta.-¡Armitage! –Case intentó golpear la puerta. La física de la gravedad cero lo hizo volvergirando a través del papel. ¡Corto! ¡No lo haga! ¡Tenemos que hablar! Tenemos que.-¿Case? Te oigo, Case... -Ahora la voz apenas se parecía a la de Armitage. Estabaextrañamente serena. Case dejó de patear; el casco chocó contra la pared del fondo. Lo siento,Case, pero no hay otro remedio. Uno de nosotros tiene que salir. Uno de nosotros tiene quetestificar. Si todos nos hundimos aquí, todo termina aquí. Yo os lo diré, Case. Yo os locontaré todo. Acerca de Girling y los demás. Y lo lograré, Case. Sé que lo haré. Llegaré aHelsinki. -De pronto se hizo un silencio; Case sintió que algo le llenaba el casco, como ungas enrarecido.- Pero es tan difícil, Case, difícil como la mierda. Estoy ciego.-Corto, deténgase. Espere. Está ciego, viejo. ¡No puede volar! Se estrellará contra losmalditos árboles. Y están intentando atraparlo. Corto, se lo juro por Dios, han dejado laescotilla abierta. Usted morirá, no llegará a decirles nada, y yo tengo que conseguir laenzima, el nombre de la enzima, la enzima, viejo... -Estaba gritando, la voz aguda por lahisteria.Los auriculares del casco retroalimentaban lo que decía a gritos.-Recuerda el entrenamiento, Case. Es todo lo que podemos hacer.Y luego el casco se llenó de un confuso barboteo, rug1dos de estática, sonidos armónicosque aullaban a través de los años, desde Puño Estridente. Fragmentos de ruso, y luego la vozde un extraño, una voz del Medio Oeste americano, joven: -Nos derribaron, repito, OmahaThunder fue derribado, nos...-Wintermute -aulló Case-, ¡no me hagas esto! -Las lágrimas le cayeron por las mejillas,rebotando en la lámina del visor en temblorosas gotas de cristal. Luego el Haniwa se sacudió,una vez, y tembló como si algún objeto enorme y blando hubiese golpeado el casco. Caseimaginó el bote salvavidas que se desprendía, disparado por rayos explosivos, y undesgarrador huracán de aire que sopló durante un segundo arrancando al demente coronelCorto del sofá, de la versión de Wintermute, del minuto final en la Operación PuñoEstridente.-Me voy, hombre. -Maelcum miró la pantalla.- La escotilla está abierta. El Mute tiene quesuperar el sistema de seguridad de eyección.Case quiso enjugarse del rostro las lágrimas de rabia. Se golpeó los dedos contra el Lexan.-El yate está bien de aire, pero el jefe se llevó el control de amarre junto con el puente. ElMarcus Garvey no se puede mover.Pero Case estaba viendo la caída interminable de Armitage alrededor de Freeside, a travésde un vacío más frío que las estepas. Por alguna razón, lo imaginó llevando la oscurachaqueta Burberry, los amplios pliegues de la gabardina extendidos alrededor de él, como lasalas de algún enorme murciélago.125

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